Capitulo 41

254 10 3
                                    

Ela:

Tantas incertidumbre y misterios cuando todo está en el. Solo falta hacerle hablar.

Al llegar a la comisaría central de Nueva York, decidí esperar afuera al engreído de Austin, Puesto a que después de haber llegado hasta aquí, si me iba en medio del camino, no conseguiría saber nada de lo que le está pasando.

Por cada día que pasa, las cosas parecen complicarse más, otras veces todo parece ser tan sencillo y simple de manejar. Sentía tantas emociones en un mismo momento ahora que lo tenía parado enfrente mía, pero no sabía qué decir.

Tampoco esperaba mucho de él, todo se lo tomaba siempre con un alto orgullo y a mí no me queda más remedio que hacer lo mismo para no caer en el intento y verme débil.

— no sé qué clase de persona eres ni el porqué estoy detrás de ti— grité agónica—.¡ estoy harta de todo esto joder!— Mis sentidos habían traspasado cierto límite solo quería golpearlo con mis manos tan fuerte como pudiese, para así poder ver si al menos, un pequeño libro se iba a formar de mí.

—¡Eh!¡relajate!— trato de agarrar mis manos desprevenida. Sin embargo las quité sin pensar. Por un segundo me arrepentí al quitarlas pero rápido me recompuse puesto a que lo más seguro era que intentaría besarme otra vez, hará que pierda el control y acabará follándome en la parte trasera del coche. Pues no, ya no.

— ¡si estoy muy relajada! ¿No lo ves? ¡Eres tu el que está majara del todo y acabas en las comisarías por haber hecho alguna locura! —saqué todo mi agobio del pecho no me percaté de mi tono hasta que todo salió al aire.

Noté como se aproximó hacia mi, mientras yo daba psis hacia atras, ¿que quería hacer nuevamente?, me fije en sus ojos con detención los cuales examinaron mi cuerpo de arriba a abajo con una mirada para luego volver a centrarse en mis labios. Sus ojos azul/ verdosos penetraron en mis labios de alta gana. Tan pronto, alzo su mirada hacia la mía de manera fija y eterna. Empezaba a sentir cosquillas en mi interior, ese momento incómodo en el que te empiezas a sentir exitada.

Aunque no , no era el momento. Ahora ni más. Ya vale de dejarle hacer conmigo lo que quiera como ya hizo antes. Debo tener un poco de orgullo por mi misma.

Desvíe la mirada a otra parte esperando a que este se rindiera e hiciera lo mismo. Pero ahí seguía, fijo en mi como una estatua dando a entender que no iba a rendirse así que tuve que actuar.

—¡Sabes que!—inquirí molesta deshaciendo entre nosotros cualquier tipo de tensión sexual que se estaba empezando a formar—. Estoy cansada, ¡literal!, ¡no puedo más!. Siempre te metes en problemas y acabo yo detrás tuya persiguiéndote y preocupándome por ti—.Me callé un momento. Lo mejor era que me callará puesto a que unas venas de su cuello resaltaban hacia el exterior, estaba tenso, como si no quería escuchar lo que decía o quería decir algo pero no pensaba o iba a hacerlo—. Tu no dices nada—continúe parloteando. Cállate me dije a mi misma pero nada seguía hablando—. Ni siquiera,  tratas de explicarme que coño pasa e intentar de tal manera ayudarte, solo te mantienes las cosas dentro de ti cuando hay mucha gente que puede echarte una mano.

—No, no no la hay—inquirió molesto—No necesito ayuda de nadie ni mucho menos tu preocupación. Te dire algo bien claro, metete en tus asuntos y déjame en paz. ¡Que te importa como este o lo que haga! ¡Deja de perseguirme y de ur detrás de mi! Desde que apareciste en mi vida no hace mas que liarla—sus palabras despegaban enfado agónico como si estuviera haciendo lo posible para que me aleje.
Pero no, no lo conseguirá.
—No te contaré nada, ni mucho menos te permitiré descubrirlo puesto a que...¡no confío en ti ni en nadie!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 16, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Las luces del amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora