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Hoy es el gran día en el que se supone veré a Alessandra, tengo que admitir que al principio odie un poco a Elena por forzar las cosas entre los dos.

Aunque no hubiera nada.

En fin, el caso es que después me di cuenta de que no valía la pena pelear con ella. Después de todo, terminó consiguiéndome una cita con la chica que he estado hablando desde hace dos semanas.

Y ahora, gracias a ese maravilloso plan de mi mejor amiga, nos encontramos todos en mi habitación decidiendo qué ropa ponerme para la tarde.

- ¿Qué te parece este?- dice Cassian.

- Muy amarillo.- responde Elena.

- ¿Y este?- habla Leon.

- Muy llamativo.

- Chicos, déjenme escoger a mí mi ropa.- pido con cansancio.

- Cállate, siempre te vistes horrible. No combinas los colores ni nada.- dice ella mientras revisa mi armario.

- Eso no es verdad.

- Lo es.- responden los otros dos chicos al unísono.

- Mira este suéter, es lindo.- dice mientras saca un suéter beige, es de lana y parece de abuelo.

- ¿Acaso quieres que vaya vestido con eso?

- Sí, si lo combinas bien se verá lindo.

- No.- niego repetidas veces la cabeza.

- Puede ser con un pantalón del mismo color.- opina Leon.

- Y una camisa blanca.- concluye Cassian.

- Sí, me agrada la idea.- dice ella.

- A mí no.

- Póntelo y verás que te va a gustar.

- Pero.- me interrumpe.

- Corre.- señala el baño.

- ¡Bien!

Me pongo de pie y camino hacia el cuarto, una vez allí me quito la ropa y me coloco lo que me dieron mis amigos.
Cuando la tengo puesta, me observo en el espejo y tengo que admitir que me gusta un poco cómo me veo.

Sí, aún parezco anciano con ese suéter, pero creo que le da un toque al conjunto.

Una vez que sé que me admire lo suficiente, salgo del baño y camino hacia ellos.

- Ves, te dije que te quedaría bien.- dice la chica.

- Sí, me gusto el suéter.- habla el moreno.

- A mí el pantalón.

- ¿Tú qué dices Nicolás?- me pregunta mi amiga.

- Pues... no está mal.

- Le gusto.- afirma a los otros dos chicos.

- Sí.- dicen ellos.

- Bueno, bueno.- accedo rendido.

- ¿Ya sabes a dónde la llevarás?

- Mmmm.- me rasco la nuca.

- No puede ser, se verán en menos de una hora y no sabes a dónde llevarla.- dice con dramatismo.

- Tranquila, lo resolveré.

- Más te vale.- me apunta con el dedo acusador.

- Sí, sí.- hago un ademan con mi mano para restarle importancia.

- Bueno, me tengo que ir.- se pone de pie.

- ¿A dónde vas?- preguntamos todos.

- Iré con mis abuelos.- recoge sus cosas.

- Bueno, con cuidado.- dice Cassian.

- Gracias.- nos sonríe.- Nos cuentas cómo te fue.

- Claro.- le digo antes de que desaparezca por la puerta.

- Yo también tengo que irme, tengo que hacer un proyecto que se entrega el lunes.- informa Leon.

- Mierda, yo soy de tu equipo.- dice el rubio.

- Vámonos idiota.

- Nos vemos luego Nicolás.- se despiden los dos.- Suerte.

- Gracias.

Me quedo en mi cama sentado, revisando el celular en busca de alguna novedad sobre aquella chica.

¿Qué estará haciendo? ¿Se sentirá nerviosa como yo? ¿De verdad le gustaría salir conmigo? ¿Se habrá arreglado por mí como yo lo hice por ella?

Eran dudas que jamás iba a saber, al menos no por ahora.

✨✨✨

Bien, todo va a salir bien. Es como otras citas que he tenido, nada del otro mundo, todo será como siempre es.
Llegamos, hablamos un rato, la llevo a comer y después la acompaño a su casa, tal vez nos besemos o algo por el estilo.

No, no, así no debe de pasar; es la primera cita y no puedo besarla. A menos de que ella quiera.

Cambio de planes, actuare normal. Sí, eso haré.

Revuelvo mi cabello en un vago intento de alejar los nervios que siento.
Le dije que nos veríamos cerca de su escuela, sólo a unas cuantas cuadras más de donde era.

Estaba pateando las piedras que estaban ahí hasta que la vi acerarse, llevaba una falta negra un poco corta, una playera del mismo color pero con un estampado de la banda de Nirvana, las botas que llevaba la hacían lucir un poco alta; su cabello estaba amarrado en una coleta que se movía mientras avanzaba.

- Hola.- dice una vez que está frente a mí.

- Hola.- hablo.

- Bueno.- se acomoda mejor su cabellera.- ¿A dónde vamos a ir?

Me quedo callado, repasando cada facción de ella, viendo como sus mejillas tienen un poco de rubor, sus pestañas tienen mascara, sus labios están ligeramente pintados de un color rosa claro.

- ¿Nicolás?- frunce el ceño.

- Sí.- trato de recuperarme.- ¿Qué te parece si vamos a comer y después podemos ir a donde tú quieras?

- De acuerdo.- me sonríe de lado.

- Bien, vamos.

Juntos caminamos, y mientras lo hacemos escucho atento lo que me dice, que es prácticamente cómo le ha estado yendo estos días en la escuela y todo eso.

Pero nuevamente me pierdo en sus labios, en la forma en que los mueven al hablar, como revolotea sus manos cuando quiere explicar algo, cada vez que se ríe, esos sonidos se quedan grabados en mi interior.

Esto es algo completamente distinto a lo que he experimentado en mucho tiempo, esto es...

Extraordinario pero aterrador.

Una noche más a tu lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora