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- Merde.- suelto.

- Hijo.- grita mi madre.- Ne parle pas ainsi.

- Lo siento.

- Alessandra vino esta tarde, le dije que aún no llegabas de la escuela porque fuiste con tus amigos a comer, así que decidió quedarse a esperarte.- me sonríe.

- Ah.- es lo único que digo.

- Los dejare solos.- se levanta de su lugar.

Con pasos lentos camina hacia mí, una vez que esta al lado de donde estoy, me mira y me dice.

- No digas groserías.- me regaña.

- Désolé.

- Va pour elle.- y sin decir nada más se va.

- ¿Qué haces aquí?- la miro con el ceño fruncido.

- Sé que me odias por alejarme de esa manera, pero.- la interrumpo.

- ¿Quién te dijo que te odiaba?

- Pues...- aparta su vista de la mía, y a los pocos segundos sus mejillas toman un color carmesí.

Mierda, yo quería hacerme el fuerte pero con eso ya perdí.

- Supuse que me odiarías.

- No lo hago.- me cruzo de brazos y apoyo la espalda en la pared que está detrás de mí.

- Bueno, es un alivio.- suspira.- Sé que la forma en que me aleje no fue la mejor.

- No tuviste la culpa, me dijiste que no querías nada, actuaste como mejor te pareció.

- No... no quise alejarme de ti.

Me quedo callado, sin saber qué decir.

- ¿Y por qué lo hiciste?- suelto al fin.

- Porque...- observo como mueve sus dedos.- Mierda, se supone que ya venía preparada para decirte.

- Está bien, si aún no estás lista no tienes de que preocuparte.

- No, quiero decírtelo, te mereces saber la verdad. Es solo que... no sé por dónde empezar.

- Por donde tú quieras, soy todo oídos.- camino con pasos lentos hasta sentarme a su lado.

- Antes que nada quiero pedirte disculpas por irme así, tú te merecías más.

- Ale.- me interrumpe.

- Déjame terminar, ya estoy agarrado valor.

- Bien.

- Yo... realmente me gustas Nicolás, me gusta tu manera de verme, de sonreírme, de hacerme reír, y todo lo bueno que siempre me das. Cuando me confesaste tus sentimientos, me asuste, me asuste demasiado.

Escucho cada una de sus palabras.

- No sabía cómo actuar, no sabía qué decir ante eso; y todo fue... porque antes había alguien que me trato de la misma forma que lo hiciste tú.

Frunzo más el ceño al escuchar que había alguien más.

- Todo comenzó en preparatoria, apenas había entrado a primer grado, allí conocí a un chico, era alto, cabello negro, ojos grises y su personalidad era linda, amable, cariñosa y respetuosa. Él me hablo primero, comenzamos a llevarnos mejor cada día, y con el paso de las semanas... me fui enamorado.

La verdad no sé a dónde quiere llegar con esto.

- Salimos por más de dos meses, al principio iba todo bien, me trataba como a una princesa, me regalaba flores y me endulzaba el oído. Pero... conforme más avanzábamos, más se iba revelando, me mostró una parte de él que nadie conocía, me...- se queda callada.- Me empezó a golpear.

En ese momento mi corazón se detiene, mis manos sudan y mi cabeza da vueltas.

- Con el paso del tiempo logre salir, pero... ya no volví a ser la misma, deje de sonreír como lo hacia antes, me aleje de todos, me cerré completamente. Me prometí que jamás volvería a sentir nada por nadie, pero mi promesa no duro lo suficiente porque llegaste tú, con tu sonrisa de lado, tus ojos azules con un poco de verde en ellos, con tus chistes y tus risas. La forma en que me tratabas hizo que las barrerás que había puesto, se derrumbaran en cuestión de segundos. Y eso me asusto, me dio miedo de que... la historia se volviera a repetir.

Quiero golpear al idiota que le hizo eso, quiero que sufra, que vea lo que ocasiono con sus actos.

- Así que por mi bien me aleje, no quería salir lastimada otra vez, sé que eso fue algo hipócrita de mi parte, pero... no quería sufrir de nuevo.

Nos quedamos en silencio, en uno muy denso.

- Yo.- comienzo.- No lo sabía.

- He venido aquí porque me di cuenta de que quiero intentarlo, quiero arriesgarme, pero no sé si tú quieras hacerlo también.- sus ojos caen sobre los míos.

- Claro que quiero, pero...

- Crees que estoy rota.

- No, no, claro que no.- me apresuro a decir.- Sólo iba preguntarte cómo te sentías.

- Ah.- se sonroja.- Bien.

- ¿Segura?

- Sí.

- ¿Cómo se llama?

- Eso ya no importa.

- A mí me importa.- se queda callada.

- ¿Por qué quieres saber?

- ¿Aún te hablas con él?

- No, se fue del país hace mucho tiempo.

- ¿Cómo se llama?- vuelvo a preguntar.

- Nicolás...- la interrumpo.

- Dime.

- Axel, Axel Smith.

- Si regresa aquí dímelo y no volverá a ver La Luz del día.- amenazó.

- ¿Qué?

- Lo que oíste, no dejaré que nadie más te ponga una mano encima.

Sus ojos brillan, su boca esta entreabierta.

- No lo hará.

- Eso espero.

Nuevamente nos quedaos en silencio, hasta que decido romperlo.

- Entonces...

- ¿Qué?

- ¿Regresaste por mí?- trato de no sonreír.

- Sí.

- ¿Por qué?

- Pues... porque me gustas.- dice en un susurro.

- ¿Cómo? No te escuche muy bien.

- ¡Que me gustas!- grita, e inevitablemente me rio.

- No digas esas cosas.

- ¿Por qué no?

- Porque haces que mi corazón quiera salirse de mi pecho.

Sus ojos se abren de par en par, nuevamente su rostro esta rojo.

- Me alegra no ser la única que se sienta así.

- Eres increíble ranita.

Sin esperar ni un segundo más me acerco a ella y la abrazo, su aroma me invade las fosas nasales, su cabello me pica la nariz, sus brazos poco a poco se extienden hasta que me devuelve el abrazo.

- Te extrañe.- hablo contra su cuello.- No me dejes otra vez.

- No lo haré.

Merde= Mierda.
Ne parle pas ainsi= No hables así.
Désolé= Lo siento.
Va pour elle= Ve por ella.

Una noche más a tu lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora