Capítulo 57

15.7K 2.2K 2.3K
                                    

Inmediatamente tras escuchar su voz, Taehyung voltea. El profesor Jeon está ahí, de pie junto a la puerta, vistiendo un ceñido suéter negro de cuello de tortuga, pantalones negros también, y sus característicos zapatos Oxford. Se ve exquisito, con el cabello rebelde, más largo.

No ha visto al hombre en poco más de dos semanas, y sin embargo se siente como una eternidad.

—Profesor Jeon —dice, la voz más suave—, qué coincidencia...

Y Jungkook posa su vista en él... pero Taehyung no puede leer más allá del color chocolate. Sólo nota que Jeon se ve diferente, más seguro. Taehyung espera que él sí pueda ver más allá de sus ojos, que vea el arrepentimiento y el sincero amor que ha aceptado siente. Que vea que él mismo también ha cambiado... O que pretende intentarlo, al menos.

El contacto visual dura varios segundos, y es Jeon quien lo rompe. Taehyung desliza su mirada por el cuerpo del otro. Nota que sus manos están vendadas. «¿Habrá peleado con alguien?», se pregunta, mas no tendría sentido y descarta esa opción. «¿Le habrá pegado a la pared?». No, tampoco va con su carácter. Jeon no es agresivo... Oh, si supiera...

—¿De qué estaban hablando? —pregunta Jeon. Ahora, su vista está fija en el otro profesor. Su expresión es inesperadamente fría.

—Taehyung me trajo un libro que le presté —menciona Namjoon, señalando con la cabeza el libro en cuestión.

No obstante, la encantadora torpeza con la que usualmente se le asocia no está ahí, tampoco hay simpatía en sus ojos. Jungkook sabe que algo no anda bien. Ha escuchado parte de la conversación, y aunque se sienta un poco tenso con Taehyung ahí —no ha podido sacárselo de la cabeza aún. Es un poco complejo olvidarse de alguien como él—, la amarga sensación que se ha instaurado en su pecho es más fuerte que lo agitado que pueda sentirse por culpa del otro. Tampoco pasa por alto la mirada que le da el hombre a Taehyung.

Después de Hoseok y su hermana, Namjoon fue otra de las personas a las que se acercó tras salir de sus días de luto. No le contó ni le dio detalles de su relación con Taehyung, pero sí aceptó sus invitaciones a salir. Lo considera un amigo, a él y a Seokjin (quien finalmente hizo su fiesta para celebrar que se compró una casa y a la que asistió de mala gana, a costa de sobornos por parte del otro —«Habrá buena comida, te lo aseguro. Te divertirás»—). Sus únicos amigos.

Namjoon, piensa, es una buena persona. ¿Por qué le está mintiendo?

—¿Es así? —Taehyung se vuelve una vez más hacia Namjoon—. ¡Estábamos a la mitad de una fascinante conversación!

—Kim Taehyung. —Namjoon le da una mirada de advertencia.

Entonces, Jungkook se dirige hacia Taehyung, y él siente su pecho oprimirse un poco. No le gusta esa mirada, tan distinta a aquellas cargadas de complicidad que se acostumbró a recibir. Esta mirada es recelosa, distante. Temerosa de cruzar un límite nuevamente visible. Tangible.

—¿Qué conversación? —le pregunta, tenso.

Taehyung resopla, incapaz de alejar su vista del profesor demasiado tiempo. Se ve magnífico. Inalcanzable.

—¿Le dice usted o le digo yo, profesor Kim?

—No hay nada que decir. —Pero sus gestos lo dicen todo. La careta se le ha caído.

Un deje malicioso, casi imperceptible para quien sea (menos, tal vez, para el otro profesor), surca el rostro del pelinegro. Es su oportunidad.

—Tiene razón... —dice, midiendo cada palabra—. Si con nada se refiere a que fue usted quien metió ese sobre en el librero de Jeon, luego de sacarlo de mi basurero.

LA FILOSOFÍA DEL DESEO © vkookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora