𝗧𝗛𝗘 𝗟𝗔𝗦𝗧 𝗦𝗨𝗠𝗠𝗘𝗥┃RIVERDALE.

49; ❛ EPÍLOGO. ❜

THE LAST SUMMER ━

❛ EPÍLOGO. ❜

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Martes por la mañana. A pesar de tratarse de un nuevo día, la rutina resultó ser la misma.

Madison desveló las horas de la noche. El reloj sobre la mesa de luz casi suena de no ser por ella despierta con posterioridad.
Madrugó para coger el primer autobús que la trasladará hasta la correccional de menores, en donde Archie Andrews residiría por los siguientes cinco años. Tres, antes de poder pedir la libertad condicional según el acuerdo del Estado.

El trato. Archie debería declararse como culpable de homicidio culposo, a cambio de una sentencia menor a la que originalmente se dictaba. Caso contrario, el juicio continuaría hasta que el jurado dictaminará un veredicto unánime. Pero el adolescente no podría permitir que ocurriese. Repetir las tardes eternas de juzgado, la incertidumbre y el miedo de lo que deparaba para su futuro. El amargo sentimiento de una tortura infinita para las personas que amaba. Accedió para hacer el dolor de todos más soportable.

Madison tomó asiento de un lado de la cabina cristalizada. Sujetó el teléfono contra su oído, y aguardó porque Archie acabará de deshacerse de las esposas en sus muñecas para que pudiera accionar a lo mismo.

No evitó sonreír cuando lo tuvo frente a su mirada esmeralda. ⏤Hola.⏤

Del otro lado, Archibald no tuvo la molestia de regresar el gesto que le era dedicado. Demasiado dentro de su mente como para siquiera detonar a respirar con normalidad. Se sintió cansado, quizás las bolsas negras debajo de sus ojos castaños lo podían demostrar. Además del aspecto desarreglado con su barba casi crecida, la cabellera carmesí en una tonalidad vaga, y reseca. El corazón hecho pedazos reflejado en sus ojos de chocolate, que ya no volverían a brillar.

⏤Yo... he traído más cosas de tu casa. Para que no te sientas lejos.⏤

Madison mordió la punta de su lengua, y muy pronto, obtuvo el amargo sabor de su sangre en la boca. Quiso golpearse a sí misma por lo qué había dicho. Era obvio que Archie no podría recuperar la sensación hogareña por más pertenencias de casa adornaran el grisáceo dentro del frío de su celda.

⏤Sólo dime lo que necesitas, y lo traeré la siguiente vez, ¿está bien?⏤

⏤No volverás aquí, Madison.⏤

Estuvo confundida, congelada. El tono de su voz, dirigiéndose por primera vez desde que ella apareció, fue similar al dolor de una daga en su corazón. Poco entendió lo que quería decir. Si madrugar, agarrar el autobús y visitarlo todas las mañanas era lo único que la mantenían aún cuerda, semi viva. Respirando, con razón. Movió la cabeza a los lados para expresar que no tenía idea sobre lo que decía.