13. Olvida que lo pregunté

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Pero tengo mil preguntas sin una respuesta 

¿Qué hice mal?, dame una señal

Déjame saber si existe un plan después de ti.

Porque te juro que yo no lo entiendo

No me enteré que te estaba perdiendo

(Puede - Ruggero) 

Diciembre

Mi celular sigue, y sigue y sigue sonando, y lo dejamos.

Villa enrosca los dedos alrededor del primer botón de mi camisa y lo suelta con aire distraído. Vengo del concierto de fin de año de la joven, así que llevo puesto un sujetador muy respetable, aunque siento un odio visceral por los sujetadores.

Sus dedos bajan al segundo botón, mientras su lengua hace esa cosa maravillosa que sabe hacer contra la mía.

Su celular empieza a sonar.

- ¿Qué le pasa a la gente? – Reniega, mientras se estira por el aparato. Contesta – Estoy ocupado

Y cuelga.

Me río.

- ¿Quién era?

- Martín

- Deberíamos irnos – Indico, aunque no me muevo de donde estoy, que resulta ser encima de él.

Suelo pasar las fiestas en Medellín con papá, pero este año tuve que volver el día después de navidad para la serie de conciertos de fin de año de La Joven.

Él se acaba de escapar miserablemente de su cena familiar de fin de año para recogerme en el teatro y traerme a mi casa a cambiarme para irnos a la fiesta de fin de año de los Vargas. Estuve el año pasado, cuando fue organizada solo por Martín, pero Villa dice que cuando están todos es mil veces mejor.

Terminé durmiendo en una silla de playa en el patio de los Vargas el año pasado, así que tengo algo de miedo.

La cuestión es que debería estar cambiándome para salir a casa de los Vargas y, en cambio, solo nos hemos estado besando desde que pasamos por la puerta, hace una media hora. Ni siquiera hemos intentado llevar los besos a más. Es la primera vez que nos vemos luego de las dos semanas que estuve en Medellín, y no debería ser gran cosa.

Supongo que la sesión extralarga de besos tiernos, vagamente sin dobles intenciones, demuestran que nos hemos extrañado de verdad.

¿Cómo se supone que vamos a pasar por los meses de gira que siguen para él?

Mi celular vuelve a sonar.

- No va a parar – Le digo. Me acuesto del todo sobre su pecho para poder alcanzar el aparato en mi mesa de noche – Bachi, ¿Por qué eres tan intenso?

- Deje de sabrosear con Villa solo por una hora y aparezca aquí, ¿es mucho pedir?

- Verás, Marto. Resulta que si es mucho pedir, porque sucede que mi casa está vacía, y no veía a Villa hace dos semanas, así que puedo gritar, y gemir y pedirle más y decirle que quiero que....

- Guácala – Exclama Martín – Solo terminen y vengan

- Sí, terminar y venirnos es como más o menos el punto de todo el asunto

Domingo » Juan Pablo Villamil (Morat)Where stories live. Discover now