41. Está confiando en mí

2.2K 96 101
                                    

¿Cómo haces?

Para atravesarme entero cada vez

Voltear mi mundo al derecho y al revés 

Con solo sentir que te acercas

¿Cómo haces?

Para atravesarme entero así no más

Hacerme ver de todo lo que soy capaz

Con solo sentir que te acercas...

(Cómo haces - Santiago Cruz) 


Septiembre

Semana 1

Las lágrimas no dejan de caerme por la cara.

Estoy haciendo una pataleta y no me importa.

Me acurruco en el saco de Villa que tengo puesto y hago una acrobacia para que la bolsa de agua caliente que tengo sobre mi vientre no se mueva. Me acomodo el violín en el hombro y trato de tocar, pero estoy bloqueada y los putos cólicos menstruales están acabando conmigo.

Bajo la mirada hacia la hoja pentagramada llena de tachones que tengo en frente, y mis lágrimas mojan la tinta, que por supuesto termina por correrse y hace de este desastre monumental algo mucho peor.

No puedo escribir un arreglo bonito con este estado mental de mierda, pero tengo que entregar algún avance mañana. Los directores tienen que aprobarlo para que la orquesta pueda empezar a ensayar...¡Y yo solo quiero comer brownies y que Villa venga y me abrace!

Agh. Odio mis putas hormonas menstruales.

Es un domingo a las 6 de la tarde, y Bogotá está mostrando su cara más dudosa con una tormenta dramática que no hace nada para hacerme sentir mejor.

Harta, dejo el violín a un lado y me recuesto en el sofá. Me cubro con la manta que tengo doblada en el espaldar y me pongo a llorar sin ninguna razón en absoluto, solo porque estoy hormonal y estos arreglos son el triple de retadores que cualquiera que haya hecho antes, porque quiero que Morat se luzca en su primera experiencia sinfónica.

Enrosco las piernas para que mi bolsa de agua caliente se apriete contra mi vientre dolorido y luego me rodeo el cuerpo con los brazos en un autoabrazo patético.

Oigo una llave entrar en la cerradura de mi puerta, y me seco las lágrimas rápidamente, porque la única persona con una copia de mis llaves es Marto, que a veces decide pasarse de repente, y no quiero que me encuentre en este estado tan lamentable. Sé que mis ojos rojos e hinchados me hacen impresentable, así que solo me cubro con la manta hasta la cabeza.

- Avísame cuando vas a venir, Martín Vargas – Grito desde debajo de la manta cuando oigo que la puerta se abre – En este instante, soy una compañía muy lamentable

- No se enoje conmigo, bebé. Vine a traerle una cosa y me voy corriendo, porque tengo una cena familiar – Me dice Marto. Escucho sus pasos mientras se acerca al sofá - ¿Está llorando?

- Estoy hormonal y harta – Me quejo con un sollozo. Marto me da un golpecito cariñoso en la cabeza por encima de la manta que no he tenido la decencia de quitarme de los ojos

- Le traje un regalo para que se ponga contenta – Me dice mi amigo. Esnifo

- ¿Es comestible?

Domingo » Juan Pablo Villamil (Morat)Where stories live. Discover now