16. Bienvenida a la industria

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Quedo pensando en ti, no sé ni que sentir, 

Pasó tan de repente, ojalá seas feliz.

Espero podamos ser lo que nunca pudo ser

Amigos, solo amigos, no hay más nada por hacer. 

(Qué puedo decir - Popcorn)

Diciembre

Papá me envuelve en sus brazos y me permito descansar en su pecho.

- Estoy muy orgulloso de ti, nena

- No habría hecho nada de esto sin ti, pa. Te amo mucho – Le digo. Él me da un beso en la cima de la cabeza.

Nos quedamos abrazados como unos bobos sentimentales en la puerta del restaurante.

Sé que los dos estamos pensando en mamá, pero ninguno lo dice en voz alta.

- ¿Vas a salir a festejar con tus amigos?

- Sí, pero no te quiero dejar solo. Puedo ir más tarde

- Nada de eso, niña. Voy a ir a visitar a los padres de Jen y vamos a jugar poker hasta que me quede con su casa. Ve a divertirte

- Vale. No llegue borracho, jovencito – Le advierto. Él se ríe y me besa de nuevo en la mejilla

Tiene los ojos hinchados y rojos, por lo que adivino que lloró un río durante mi ceremonia de graduación.

Soy músico profesional con doble énfasis en instrumento, amigos míos. Dejen sus felicitaciones por aquí. Gracias.

Le dejo a papá el auto de segunda mano que acabo de comprarme para que vaya a su juego de Poker, por lo que él me lleva a la casa de Marto, de dónde saldremos a celebrar a algún lugar.

Marto está parado en la acera con las manos en los bolsillos, luciendo pensativo.

En cuanto me ve, viene corriendo hacia mí y me envuelve en un abrazo.

Demasiado apretado.

Demasiado todo.

- ¿Qué pasa, bebé? – Le pregunto, pero él solo hunde la cabeza en mi cuello

- No me odie – Susurra

- Marto, ¿Qué pasa? – Pregunto alarmada

- Le compré un regalo de graduación – Me dice

- Martín, ¿estás bien?

- Si. No. No lo sé. Déjeme darle su regalo primero, ¿si?

No me deja responder, sino que me arrastra al interior de su casa.

Sus padres siempre salen a cenar los viernes, así que le grito un saludo a su hermanita que está en la sala viendo una película mientras Marto me jala hacia su habitación en el segundo piso.

Sobre su cama, está el regalo en cuestión.

Exhalo.

- Marto, no puedo aceptar esto. Es demasiado

- No, no lo es. No la compré solo. Isa y Moncho me ayudaron, pero fue mi idea – Dice, todo orgulloso – Y ellos son medio ricos ahora, no es gran cosa

Pero si es gran cosa.

Sobre su cama está la Martin negra que solía acariciar y venerar cuando trabajaba en la tienda de música. Es una guitarra de una calidad increíble, y la estuve deseando tantos años sin llegar a comprarla porque sé exactamente lo que vale.

Domingo » Juan Pablo Villamil (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora