37. La llamamos 9

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Estoy solo a un número 

Y tendré que lamentarme 

Porque no vas a contestarme

Ya es muy tarde, 

Porque ese tren ya se fue 

(9 - Susana Cala)


Bogotá, 2020.

Julio.

Pick

Me muerdo la uña del dedo pulgar mientras miro fijamente la espalda de Marto.

Hastiado, deja de intentar clavar en la pared los soportes para guitarra que compré y se vuelve en redondo. Me da una mirada ceñuda y se cruza de brazos.

- ¿Qué? – Exclama

- Nada

- ¿Qué, Valeria? – Repite

- No me digas Valeria – Murmuro con un puchero

- Entonces no me mire así. Se me prohibió categóricamente meterme en esto, pero eso no quiere decir que no tenga una opinión y créame, es mejor para usted si no la sabe

Mi puchero se acentúa mientras me dejo caer en el suelo de la habitación de mi nuevo departamento que será mi pequeño estudio.

El piso ha sido alfombrado y las paredes insonorizadas por un equipo de profesionales. El resto de mi casa ya se encuentra habitable, y aunque el mundo sigue en un limbo pandémico bastante desolador, supongo que de algún modo la vida sigue, el sol vuelve a salir y todo eso.

Debería estar más feliz por las decisiones que he tomado.

Por elegirme a mí misma antes que mis sentimientos insensatos y desbocados que me llevaron a equivocarme tantas veces.

Debería sentirme orgullosa.

Pero no lo estoy.

La mañana del día 29, cuando todos nos paramos con nuestras maletas en la puerta de la casa de Isa, y no estaba él, empecé a ser consciente de que podía haberme equivocado. Isa anunció que Villa se quedaba con él un par de días más antes de irse a su departamento, así que por eso no nos acompañaba en esta despedida. Luego se despidió de mí con un abrazo.

La primera alarma sonó cuando Isaza no me dijo nada. Ni siquiera tocó el tema, aunque estaba bastante segura de que ya lo sabría. Me agradeció por tanta música, me sonrió y me prometió que estaríamos en contacto. Los Vargas hicieron lo mismo.

Esa primera noche que pasé en mi casa vacía, acostada en un colchón en el piso, llamé a Martín.

Me dijo que Villa les había pedido que no tomaran partido. No les contó muchos detalles para que no hicieran precisamente eso, y les exigió que, sobre todo, no pasaran información de uno a otro. Esta vez, si íbamos a cortar los lazos, íbamos a cortarlos de verdad.

La misma pandemia que nos unió, era la misma que nos estaba separando, porque ya no había excusas de trabajo, fiestas de amigos en común o cualquier cosa para encontrarnos.

Por primera vez, si quería saber de él, iba a tener que buscarlo, y no sabía cómo hacerlo, porque básicamente yo misma lo había alejado.

- Marto – Lo llamo.

Domingo » Juan Pablo Villamil (Morat)Where stories live. Discover now