Domingo » Juan Pablo Villamil (Morat)

39. Te amo, hijo de puta

Yo te conozco de antes

Desde antes del ayer

Yo te conozco de antes, 

Cuando me fui no me alejé.

Llevo la voz cantante

Llevo la luz del tren

Llevo un destino errante, 

Llevo tus marcas en mi piel...

Y hoy solo te vuelvo a ver...

(Mariposa tecnicolor - Fito Páez)

Bogotá, 2020.

Septiembre.

Voy a ver a Villa el 25 de octubre.

Voy a ver a Villa en algo más de un mes.

Voy a ver a Villa.

Voy a ver a Villa.

Voy a trabajar con Villa.

Para ser más precisos, voy a dirigir a Villa en el concierto de navidad de Davivienda, en el que Morat va a tocar con La Joven. ¿Y sabes cuántos ex miembros de La Joven y la Filarmónica tocaron con Morat, y son la opción obvia para escribir los arreglos de la sección de cuerdas?

Sip. Uno.

Para ser más precisos, Valeria María Martínez, quien acaba de salir de una reunión con el equipo de directores y arreglistas de la orquesta.

Acabo de presentar mi primera propuesta de arreglos para "Yo no merezco volver" y la toqué en violín para todo el equipo. Me pusieron en las manos los arreglos de todo el concierto sin pensarlo dos veces, así como la dirección del ensamble de cuerdas.

Me voy a morir.

¿Porque sabes quién suele trabajar en los arreglos para Morat en vivo? Si, Juan Pablo Villamil.

Y estos son los arreglos más retadores y exigentes en los que jamás hayan trabajado, así que las jornadas de ensayos van a ser maratónicas. El primer ensayo es el 25 de octubre.

El día en el que lo voy a volver a ver.

En caso de que no lo hayas descubierto por ti mismo, estoy histérica por la idea de verlo. Salgo del teatro después de estrechar manos y recibir felicitaciones, aunque en mi mente estoy gritando.

Necesito ponerme a trabajar en esto de inmediato, y he descubierto que escribir a mano me ayuda a inspirarme, así que voy a necesitar como un conteiner de hojas pentagramadas.

Oye, ¿Ya te dije que voy a ver a Villa en un mes?

Lo siento. Estoy un poco desbordada.

En todo caso, conduzco hasta la tienda de música, que vende exactamente el papel pentagramado que me gusta. Estaciono en el primer lugar libre que encuentro y camino por la acera hasta la tienda. Son las 3 de la tarde de un viernes, y los restaurantes y cafés alrededor de la Clave de Sol están llenos de gente, a pesar de que el cielo está gris y el sol no brilla.

Estoy vestida con un traje de pantalón negro, debajo del que llevo una camisa de cuello de lazo blanca y tengo los pies metidos en un par de tacones kilométricos.