Capítulo 9.

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Nunca creí que pudiera encontrar una musa, pensaba que Mark estaba un poco loco

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Nunca creí que pudiera encontrar una musa, pensaba que Mark estaba un poco loco. Me retracto, solo tuve que echarte una mirada y lo supe, ahora no puedo parar de escribir sobre ti.

—Chris.

Emine Murphy.

El trayecto en el auto de Four Chips había sido tan surrealista, por mi cabeza nunca pasó que podría estar respirando el mismo aire que personas famosas. Ya había pasado... técnicamente. Mis padres organizaban numerosos eventos en sus hoteles para políticos, cantantes, actores y personas mega millonarias, sin embargo, no solía asistir mucho a estas, por lo general me aburrían y tampoco es que me comportara como una fanática loca delante de las personas que escuchaba o veía en la tv. Los admiraba, pero al final eran personas también, con los mismos errores que podía cometer cualquier mortal y que iban al baño a hacer sus necesidades fisiológicas cuando el cuerpo se los pedía.

Afortunadamente el viaje fue rápido, pronto nos dejaron frente a nuestro edificio y con sonrisas y algunos abrazos me despedí de la exitosa banda. Por supuesto Christopher no hizo ningún ademán de despedirse de mí, solo lo hizo con su hermana con un escueto hablamos luego.

Faith y yo subimos al apartamento y hablamos por largas horas sobre lo que había sucedido en la universidad. Sus ojos mostraban dolor, pero su aura me indicaba que ella ya estaba más que acostumbrada a aquellas escenas. Las personas podían ser crueles, más cuando ellos no tienen algo que tú puedes poseer. Nuestra conversación se vio interrumpida cuando vi el reloj por encima de Faith y me di cuenta de que iba tarde a mi nuevo trabajo.

Ser mesera no era mi mayor sueño, pero ayudaría a pagar mis cuentas. Quería más independencia, así que debía dejar un poco más de lado la cuenta bancaria que mi familia me había otorgado después de cumplir mis dieciocho años. Sin embargo, sabía que tenía que seguir usándola, lastimosamente mi nuevo trabajo no me ayudaría a pagar todos mis gastos.

Larissa Smith me recibió con los brazos abiertos aun cuando llegaba quince minutos tarde. Pedí perdón una y otra vez, me avergonzaba dar aquella primera mala impresión, sin embargo, Larissa fue muy comprensiva, pero me advirtió que no lo permitiría en una segunda ocasión. Al ser nueva todavía estaba en un periodo de prueba, los comensales iban y venían, la cafetería tenía gran movimiento por las tardes, por ende las propinas eran jugosas también. Me concentré para no arrojar ninguna taza de café encima de algún cliente o dejar caer la bandeja al suelo. La verdad hice un buen trabajo, por lo que cuando me despedí todos mis nuevos compañeros me felicitaron por mi excelente día. El ambiente laboral era increíble, todos eran amables y me apoyaron hasta más no poder cuando tenía dudas sobre el menú.

Llego diez minutos después de tomar mi taxi, le pago al conductor e inmediatamente salgo del auto en dirección al piso cinco. Estaba tan agotada que solo quería arrojarme sobre mi cama y descansar, mañana sería un día más complicado porque oficialmente empezaría mis clases para después ir nuevamente al trabajo. Solo había tomado tres turnos, era eso o no tener tiempo para estudiar y eso no podía permitírmelo, debía mantener una beca.

CHRIS | Four Chips #2Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon