Capítulo 27.

1.8K 252 102
                                    

Tus palabras siempre llegan a mi corazón y este palpita más rápido cuando me cantas al oído

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tus palabras siempre llegan a mi corazón y este palpita más rápido cuando me cantas al oído.

—Emine.

Christopher James.

Empapados de sudor salimos del escenario bajo los gritos de nuestros fans. El concierto benéfico había sido todo un éxito, vendimos todas las entradas por lo que la fundación tendría una entrada grande este mes.

La adrenalina aún corría a través de mi sangre. No podía creer lo que había hecho, pero tuve que hacerlo luego de tener la melodía en mi cabeza. Emine se había despedido de mí con un hasta pronto y te veo desde el público. Sus ojitos castaños brillantes me inspiraron como un loco. Juro que nunca me burlaré de los ataques de locura creativa de Mark cuando Vanessa está presente, porque lo viví y había sido exactamente eso, una locura.

Quito los audífonos de mis oídos, odiaba usarlos por mi asunto de orejas sensibles, sin embargo, tenía que hacerlo sino jamás escucharía la música a través de los gritos. Tiemblo sin poder evitarlo mientras observo como Betsie era traída desde el escenario hasta el backstage, con mucho cuidado. No era vanidoso, pero si alguien rayaba mi antiguo piano lo destruiría en segundos, no había segundas oportunidades cuando se trataba de mi piano.

La palma en mi espalda me sobresalta, Frankie salta como un desquiciado, si yo tengo la adrenalina a millón él la tiene por los cielos.

—¡Quisiera ser una chica para que me dediquen esa jodida canción!—grita mientras salta cual saltamontes—. Yo tendría sexo contigo después de esas letras. ¡Mierda! Necesito liberar todo lo que mi cuerpo ha absorbido de ese público.

—Yo necesito descansar—dice Mark acercándose al saltarín Frankie, coloca su pie maliciosamente haciendo que este se tropezara y cayera estrepitosamente hacia el suelo.

—¡Mark! ¡Joder!

—No olvido que me golpeaste hace un rato, Frankie.

Mark pasa de nosotros arrojándose al sofá de nuestro pequeño camerino.

El siguiente en llegar es Dustin con su usual manzana post concierto. Mira de arriba a abajo al dolorido Frankie del suelo, emboza una sonrisa, da una última mordida a su manzana y luego la arroja en la cabeza de este.

—¡Hey! ¡No soy una papelera!

—Ups, perdón, se me cayó.

Niños.

Frankie se levanta a regañadientes tomando una de las botellas de agua selladas de la pequeña nevera. Tal vez necesitaba el golpe que sufrió en el suelo puesto que ahora se encuentra un poco más tranquilo. Después nos encerramos en el camerino dispuesto para nosotros.

—¿Viste a Emine? Ella sabía que esa canción era suya—me lanza la tapa de la botella al notar que solo me arrojo en el suelo recostando mi espalda en la pared, le frunzo el ceño al sentir el contacto del plástico en mi frente—. Dime qué hoy te acostarás con ella.

CHRIS | Four Chips #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora