Capítulo 5

6 1 0
                                    

— ¿Otro lugar? — creo que ya sabía dónde quería llegar Camilo, me agradaba la idea, pero no sabía si podría hacerlo.

— Claro ratoncito, podríamos ir a mi cuarto. Nadie nos verá ni mucho menos sabrán nada, no tienes de que preocuparte — me regalo una sonrisa tierna y tomo mis mejillas — anda ratoncito.

— Es que no quiero algo así, no me gusta lo casual. Pero no puedo negar que me atraes y me gustaría estar contigo — creó que fui demasiado sincera, Camilo no se veía asustado. Al contrario, volvió a besarme.

— Vamos y olvida todo.

Camilo me tomó de la mano, caminábamos entre la gente hasta que llegamos a las escaleras. Íbamos subiendo, entramos a la primera puerta a la derecha. Prendía las luces mientras yo contemplaba el desastre de cuarto que tenía.

— Disculpa el desastre, solo que la señora de la limpieza no ha venido y no soy muy bueno con estas cosas — trataba de escombrar, aunque tiro unos libros.

— Tranquilo — lo ayudé a acomodar los libros, pero se volvieron a caer — soy igual, solo que no tanto. Yo no cuento con nadie de limpieza.

— Dejemos un lado el desorden y comencemos — se acercaba a mí y volvía a besarme, de manera lenta y muy cálida. Hace tiempo que no besaba a alguien y sentía que me regresaba la pasión al cuerpo, me sujetaba a él, tanto que podría sentir su cuerpo sin necesidad de usar mis manos. Me sentía muy bien de estar en esta situación.

Poco a poco me llevo hasta su cama y me tiro con delicadeza. Se recostaba encima y acomodaba mi cabello.

— ¿Tenías esto planeado? — le pregunté viéndolo a los ojos.

— No, pero siendo honesto no pude evitar que me gustabas desde que te mojé. Dudaba que quisieras esto y me siento realmente sorprendido, aunque feliz.

— Te creo, son cosas que pasan.

Sin decir nada volvió a besarme sus manos vagaban por mi cuerpo de manera lenta, no sabía si hacer lo mismo, pero me anime cuando sus besos se volvían con más fuerza, me sentía realmente extraña al sentir mucha emoción dentro de mí. Dejé de pensar cuando subía mi vestido y su mano se iba por mi pantaleta.

— ¿Segura?

— Claro, dale que en estos momentos es lo que más quiero.

Bajo la prenda que me cubría, aunque con las piernas trataba de taparme, las separo quedando totalmente expuesta a él.

— No tengas miedo ni pena, no funcionará así. Ponte más floja.

Tenía razón, aunque estaba excitada me sentía tensa y un poco asustada de no gustarle. Pero él volví a la acción, ahora con sus dedos dando un leve masaje y metiendo con delicadeza, para volver a masturbar. Se quedó bastante entretenido en esa zona por unos minutos.

— Creo que estas lista, me gustaría ir lento contigo. En otras ocasiones podríamos hacer más cosas.

— ¿otras? — pensé que solo sería una vez y después seguiríamos tan amigos, pero parecía que no tenía las mismas intenciones que yo.

Veía como se acercaba a un cajón y sacaba un condón mientras se lo colocaba. Se volvía acercar a mí, seguía solo con la playera y sí que no perdía el tiempo. Levantaba mis piernas y sin más me penetro, aunque solté un leve quejido.

— ¡¿Eres virgen?! — parecía asustado y un poco preocupado — joder, eso si que no me lo esperaba. Yo pensé que tú...

— No — decidí interrumpirlo — esta es mi segunda vez, tranquilo — reí un poco por su cara de susto — dale sigue.

El Dilema de VictoriaWhere stories live. Discover now