Capítulo 20

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—No debiste ir a la casa de Julieta, sabes como son.

Le había contado a Osmar lo que paso ayer con Julieta y bueno ahora me estaba regañando.

—Tenía que hacerlo, además me queda claro que, si se enteraron de que me fui a la casa de Alicia,

—¿Ya no hablaste con tu mamá? —pregunto mientras me servía café.

—No, vi que salió muy temprano a trabajar y no sentí oportuno hablar con ella.

—Habla con ella, no deben dejar las cosas así y menos por tus hermanos.

—Es que no sé ni que decirle realmente, sé que tuve la culpa. Pero mamá, se enojó más conmigo porque mis hermanos sabían.

—Piénsalo y ve cómo te puedes acercar a tu mamá. Por el momento apúrate, que ya se te hace tarde y no quiero que llegues tarde —decía Osmar de manera chistosa, como si fuera mi mamá.

—Claro mamá, como tú digas.

Osmar me miro enojado y más cuando comencé a reírme.

Estaba por entrar a mi salón, cuando recibí una llamada de Alicia.

—¿Qué paso? — pregunté.

—Te tengo una mala noticia.

De inmediato me alarmé, esperaba que no estuviera pasando algo malo o serio.

—Dime, me dejas preocupada.

—Es por la niña esta que le escribe a mi hermano. Al parecer Rogelio está cautivado con ella.

Bueno, parece no ser una mala noticia. Ahora quiero saber más.

—¿Qué tiene eso de malo?

—Amiga, por favor. Esto tiene todo de malo, no sabemos quién esa tal Rita, puede que sea un señor de la tercera edad que vive en cualquier parte y mi hermano emocionándose por alguien que le manda mensajes.

—Sé que no conoce a Rita, pero no creo que sea para tanto. Rogelio ya es un hombre, no un niño. No lo subestimes.

—Parece que estás del lado de la tal Rita —dijo Alicia enojada.

—No es eso, pero no quiero que te enojes con tu hermano por alguien que, como tú dices, ni siquiera conocen.

—¿Entonces lo apoyo en su locura?

—Mantente al margen. Escucha lo que dice de Rita y ve que pasa. Eso solamente te puedo aconsejar.

—Puede que tengas razón. Así descubro quien es ella, que de verdad no sé quién es y ya me cae mal.

—No seas así, probablemente sea una chica que de verdad quiere conocer a tu hermano. No les niegues la oportunidad.

—Pues más vale que si sea alguien de nuestra edad, no quiero que mi hermano se decepcione.

Termine la llamada con Alicia y me apure para poder llegar a mi salón. Aunque mi celular volvió a sonar.

—Carlos.

—Veo que no te da mucha emoción saber de mí, que mal.

—¿Qué pasa?

—Nada, quería saber cómo estabas. Hace mucho que no me escribes.

—Estuve de vacaciones, por eso no te había enviado mensaje. Además, creo que estás ocupado, ¿no? —conteste algo cortante.

No quería ya hablar con Carlos, tenía el presentimiento de que jamás llegaría a algo con él.

El Dilema de VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora