Capítulo 16

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Durante toda la semana estuve tratando de convencer a mamá de dejarme ir a la casa de Alicia, realmente ella no estaba muy convencida de dejarme ir. Así que tuve que llamarle a Alicia, hablo con mamá y hasta hizo que su madre hablara con la mía. Estábamos muy nerviosas que hasta nos reíamos, esperábamos que de verdad pudiera ir. Mamá no tuvo de otra más que dejarme ir, ya que se dio cuenta de que Alicia era muy insistente.

El viernes me quedaría en casa de Alicia para irnos en la mañana del sábado. Pero no solo estuve tratando de convencer a mamá de ir con mi amiga, también seguía chateando con Carlos, aunque, no me sentía tan a gusto. Digamos, que era muy intenso en cuestiones sexuales. No sentía una gran química en esa cuestión y eso me empezaba a incomodar, aunque, no era lo único en realidad. Ya que quería ver una foto atrevida mía, pero, a pesar de todo el intento que hago al hacer ejercicio todos los días, no me siento muy segura de mí, de parecerle atractiva. Sentía que mi negativa hacía que las cosas se enfriaran, sé que no me lo decía, pero pasaba.

—¿Qué tanto haces?, desde que llegaste estas con ese celular—. Alicia se acercaba a mí.

—Nada.

—¿Cómo que nada?, pones unas caras muy raras.

—No te pasa, que en ocasiones no te sientes, ¿segura? —Por fin me atreví a decirle lo que pasaba.

—Reina, ¿ya te viste los pechos?, yo quisiera unos así. A mí el escote no se me ve bien, tengo dos limones pequeños.

—Pero eres muy bonita y todo te queda demasiado bien.

—Lo sé, pero me gustaría tener los pechos que tienes y un poco más de cadera. Siento que parezco una niña.

No podía imaginarme que Alicia, siendo una chica tan bonita, tuviera esas inseguridades. Siendo honesta, creo que si yo fuera como ella no las tendría.

—Yo pensaba algo diferente.

—No, sé que en ocasiones tienes miedo de ti, de no ser suficiente. Pero te aseguro que lo eres, sé que tú quisieras tener algunas cosas que yo tengo y yo cosas que tú tienes. Y sé que, aunque las tuviéramos no seríamos felices, ya que seguiríamos con inseguridades, así que aprende a ser feliz, así como eres.

Alicia tenía algo que me hacía reflexionar mucho, me gustaba escucharla. Realmente era muy buena, siempre tiene la palabra correcta.

—Empiezo a creer que tienes razón.

—Pues claro, siempre tengo la razón. Así que vamos a cenar para luego dormir y despertarnos temprano, que mañana Saúl viene por nosotras temprano.

Después de cenar, nos apresuramos para ir a dormir, estaba un poco nerviosa. Esperaba poder intercambiar más palabras con Rogelio.

Abrí los ojos al escuchar la alarma, realmente no quería despertarme, pero no tenía de otra. Si yo no me levantaba, Alicia menos lo iba a hacer. Al poco rato que me desperté y empecé a prepararme, Alicia se despertó y también se preparó. No sé en qué momento el tiempo se fue muy rápido, ya en poco tiempo Saúl pasaría por nosotras, así que íbamos lo más rápido que podíamos.

—¡Saúl ya está afuera! —Grito Alicia.

Salíamos de la casa con muchas, pero de verdad muchas maletas. Pude ver la cara de asombro de Saúl al vernos salir.

—Solo es un fin de semana, no se van a ir a vivir a Europa.

—Dale, no estés de amargado y sube las maletas, que el avión nos va a dejar.

¿Dijo avión?

—Alicia, pensé que nos iríamos en el camión.

Alicia se atacó de la risa, parecía que le había contado un gran chiste.

El Dilema de VictoriaWhere stories live. Discover now