Capítulo 10

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— Si — terminaba de guardar mi número y se lo entregaba — gracias.

— A ti, Alicia no me perdonaría.

— Pensé que no iría Mauricio — dijo Alberto — digo, no es como que Alicia lo quisiera mucho en las fiestas.

Saqué mi teléfono y empecé a revisarlo, no quería que notaran que ponía atención a su plática.

— Mi hermana no organiza las fiestas, no vino la ocasión pasada por trabajo. No toman mucho su opinión sobre los invitados y eso le molesta un poco — respondía Rogelio, creo que ya no reviso su celular. Me quede con la duda de quien era la persona que le escribía.

— Tienes razón, es casi imposible que le pidan permiso a ella.

Durante lo que quedaba de camino, no se volvió hablar del tema de la fiesta, solo ponían canciones. Seguía en mi celular, aunque, no había nada interesante. Cuando ya faltaba poco para llegar, Rogelio volvía a hablar, pero esta ocasión, se dirigía a mí.

— No te vi con Camilo durante la fiesta.

— No, pienso que estaba muy ocupado y no quería distraerlo o molestar. Además, me agrado convivir con Alicia, me cae muy bien.

— Mi hermana es especial, me agrada que se lleven bien. Le faltan un poco más de amigas y que te tenga a ti, es algo bueno. Suele ser muy selectiva en ese sentido y no habla mucho; bueno. Ya cuando toma confianza, es otro asunto.

— No la puedes callar después — bromeo Alberto. Parece que ya habíamos llegado, se estacionó y quito la música — listo, ya podemos grabar lo que falta.

Los tres bajábamos del auto, creo que me adelante a que Rogelio me abriera la puerta, ya que quedo con la mano estirada.

— Eres rápida — fue lo único que dijo.

— Un poco.

Caminábamos donde estaba el equipo de trabajo, no había señales de Carlos, pensé que estaría aquí. Me dieron la ropa que había usado ayer, me cambiaría en un cámper, también irían a maquillarme igual que ayer. Terminaba de arreglarme, cuando tocaron.

— Adelante — de seguro era la maquillista.

— Así que, no viniste con Camilo. Eso me resulta muy interesante — era Carlos, se sentó en la silla. Traía una sudadera que le cubría hasta la boca. Por primera vez, veía sus ojos castaños claros.

—Carlos, también me da gusto verte — no me había saludado — y no, Camilo no es mi niñera.

— Bueno, yo creí que sí. No sabía que él decidía con quien te juntabas o en que trabajabas — creo que estaba un poco molesto, no creía tan capaz a Camilo de decirle todo eso.

— Yo no le dije que lo hiciera. Siendo honesta, no sé qué problemas tengan los dos, pero, no quiero que me metan en ellos. Se lo dije a él y te lo digo a ti, no me pueden prohibir nada — remarqué mucho la palabra nada.

— Entiendo — se puso de pie y se acercaba a mí, quedando a pocos centímetros de mí — ¿qué hay de Rogelio?, no entiendo mucho su relación.

— Lo voy conociendo apenas, no hay mucho que decir del tema y mucho menos, que tenía que darte explicaciones a ti.

— ¿Sabes? — se alejaba de mí — creo que solo te gusta jugar — se acercaba a la puerta y la abría — solo que, yo también sé jugar ese juego. No sé cuál sea tu plan con ellos, pero, no te recomiendo que des un paso sin pensarlo — salía del cámper.

Me tiré en la silla. No sabía si me había emocionado de más, sentía mis latidos muy rápidos. Por un momento supuse que se acercaría más. Al poco rato de haber salido Carlos, llego la maquillista y me terminé de arreglar. Salía del cámper y veía que todos trabajaban con Carlos y Rogelio, les daban las indicaciones. En cuanto me acerque, me empezaron a dar las indicaciones a mí también. Al final los dos terminan accidentándose, me tenía que acercar a cualquiera de los dos, parece que así le darían fin al triángulo amoroso del video. Lo que no sabía si era bueno o malo, era que yo debía elegir a uno de los dos.

El Dilema de VictoriaWhere stories live. Discover now