Capítulo 6

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Recomendación: leer este capítulo oyendo "Faithful" de BOBI ANDONOV

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Recomendación: leer este capítulo oyendo "Faithful" de BOBI ANDONOV.

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Domingo. La mañana comienza y por fin puedo disfrutar de una buena ducha tibia, sin tener que ser invadida por Rude y sus manos inquietas. Aunque me encante, tengo que reconocer que también es relajante poder estar sin excitarme cada cinco minutos.

—Voy a la tienda. ¿Quieres algo?

Me doy la vuelta y veo a mi hombre de pie en la puerta, está totalmente vestido, mirándome mientras juega con las llaves de su auto.

—Uhm, una caja pequeña de tampones y una caja de té verde. –le digo y él asiente con la cabeza antes de marcharse.

Aunque he dejado de sangrar ayer, hoy debe ser mi último día con la regla, y aún me duele el pinchazo de la inyección del viernes. Hay un pequeño moretón que ya casi pierde el color, pero alrededor sigue siendo molesto.

Me visto rápidamente y bajo a la cocina para comenzar a preparar el desayuno. Coloco fetas de pan en la tostadora y rompo huevos en un recipiente para poder hacerlos revueltos en una sartén.

Para cuando estoy por terminar, oigo el ruido del Mustang y luego la puerta abriéndose. No me doy la vuelta y sigo sirviendo café y en la mesada Rude coloca una maceta de tulipanes amarillos, son de los que menos tengo en el jardín.

Me doy la vuelta y le sonrío, obteniendo la misma sonrisa de él.

—Gracias. –planto un beso suave en sus labios y luego me entrega una bolsita con lo que le he pedido.

Se lo agradezco con otro beso y luego nos ponemos en plan desayuno.

—¿Qué quieres hacer hoy? –pregunta.

Es su día libre por primera vez desde que lo ascendieron hace casi dos semanas. Me es raro verlo un domingo por la mañana, así que me encanta disfrutar de su compañía.

—Es tu día libre, yo debería preguntártelo a ti.

Él entrecierra sus ojos, como si estuviera pensándolo.

—¿Aun tienes la regla, verdad?

Con una sonrisa, ladeo la cabeza, en señal de no saberlo con certeza. Sabía que sexo iba a ser su primera opción de pasar el día.

—Aunque no ha sido impedimento nunca. –cuestiona con una sonrisa maliciosa. —Tal vez podría seguir mostrándote como hacer la cama de la forma correcta.

Su mano libre acaricia mi muslo desnudo con lentitud, generándome cosquillas en todo el cuerpo.

—Ya he aprendido sola cuando haces horas extras. –le informo.

Su sonrisa cae un poco con sorpresa, pero la perversidad sigue puesta en su mirada.

—¿De verdad? Te reto a que me lo muestres.

Tempest Where stories live. Discover now