Capítulo 8

7.6K 438 106
                                    

Recomendación: leer este capítulo oyendo "Sacrifice" de Black Atlass ft

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Recomendación: leer este capítulo oyendo "Sacrifice" de Black Atlass ft. Jesse Reyez.

   ﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏

Su aspecto. Joder, su jodido aspecto.

Mi boca se queda seca al ver su chaqueta de cuero encima de una camiseta oscura. Lleva jeans azules oscuros, y botas; las cuales ya no son las de su uniforme de policía, sino las que solía usar años antes.

Tardo unos segundos en asimilar que está aquí. En Nueva York, junto a mí. Ha venido por mí. Y corro a sus brazos. Él me atrapa y no tarda en besarme, sus labios se curvan contra los míos y de verdad me siento feliz ahora.

Rodeo su cuello con mis brazos, para de verdad confirmar que esto no es un sueño. Aquella sonrisa de suficiencia en sus labios me calienta la sangre una vez que me despego de su boca y lo miro.

—Estás aquí. –susurro, y vuelvo a sonreír.

—No podía estar lejos de ti, y menos sabiendo que me echabas tanto de menos como yo a ti.

Vuelvo a besarlo y luego me separo, mirando hacia abajo. Me muerdo el labio inferior al ver su atuendo. El Rude Vincenauth de veintidós años que conocí en un taller mecánico hace cuatro años, está de pie frente a mí en este momento. Y está comenzando a excitarme.

—Hace tiempo que no te vestías así. Con el pasar de los años, te va quedando mejor.

Rude sonríe y acomoda su chaqueta para luego volver a mirarme.

—Todavía va conmigo. Creo que el toque nunca se pierde. –me hace un guiño. —Necesitaba combinar con la cuidad.

—Y lo has logrado.

—Gracias. Te ha tocado una bonita habitación.

Yo asiento con la cabeza y luego lo miro mientras enarco las cejas. Hay algo que todavía no entiendo.

—¿Cómo pudiste entrar aquí?

—Soy policía..., Eider. Puedo conseguir todo lo que quería, incluso en otros estados. Además, no es muy difícil decirle a la recepcionista que soy tu novio.

—Quien me habla no es el Jefe de la policía, sino el maleducado que conocí hace años. ¿Acaso no tienes vergüenza?

—Cariño, Sinvergüenza es mi segundo nombre. –responde. —Anda, sal a recorrer la ciudad conmigo.

Toma mi mano y trata de llevarme hacia la puerta. Entre risas, yo me zafo de su agarre, para luego acercarme a la maleta.

—Debo cambiarme primero.

—Pero me gusta como te queda ese vestido.

Miro hacia abajo por mi cuerpo, el vestido negro de mangas cortas que llevo puesto está cortándome la circulación, eso y los malditos zapatos de tacón. Miro a Rude y niego con la cabeza.

Tempest Where stories live. Discover now