Capítulo 10

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Recomendación: leer este capítulo oyendo Cold de Aqualung ft. Lucy Schwartz.

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—¿Tiene cita previa? –pregunta la secretaría a cargo del consultorio.

—No, pero esto es de suma importancia.

—Lo siento. Sin una cita confirmada no puedo dejarla pasar.

Suspiro, cerrando mis ojos. Hasta que algo de buena suerte golpea conmigo.

—¿Eider? –me doy la vuelta y veo a la ginecóloga Evans parada a un metro de mí. —Creí que no te vería hasta principios del siguiente mes.

Me acerco a ella, a lo que entonces su ceño se frunce cuando me ve en el estado alterado en el que me encuentro.

—¿Todo va bien?

Niego con la cabeza y me froto las manos antes de soltarle la bomba.

—Estoy embarazada. –digo.

Ella parece aturdida con mi información. Solo tarda un segundo en reaccionar, y mira a su secretaría a mis espaldas.

—Atrasa mi siguiente cita. Ven conmigo, Eider.

La sigo hasta su oficina y me siento frente a su escritorio.

—¿Podrías repetir eso? –dice ahora en un tono calmado.

—Estoy embarazada. Vengo de hacerme la prueba de embarazo. No tengo idea de cómo ocurrió, estamos a mitad de mes. ¿Es posible algo así?

Ella se coloca los lentes y ojea mis expedientes junto a otras cosas.

—Bueno, la inyección puede ser el noventa y nueve porciento efectiva si se aplica adecuadamente. Siguiendo tus aplicaciones va todo bien, y estamos a mitad de mes. Es posible que la efectividad haya sido consumida por una mala aplicación. ¿Notaste algo distinto luego de la aplicación?

Trato de recordar, y luego comienzo a sentirme el doble de mal.

—Si, de hecho. Tuve un hematoma durante cuatro días luego de la aplicación, y cuando la enfermera la aplicó, dolió demasiado, como nunca ya que jamás antes había dolido con otro personal.

Me mira, y se quita los lentes.

—¿Cómo estás?

Me encojo de hombros y siento el impulso de llorar nuevamente, aunque no lo hago.

—He estado con náuseas y mareos durante casi dos semanas. No sé qué se me pasó por la cabeza al comprar la prueba y ahora toparme con esto es... Jodido.

Ella asiente con la cabeza y luego suspira.

—¿Quieres que hagamos un ultrasonido y una ecografía para diagnosticar las semanas?

Tomo aire, y asiento con la cabeza. Ella prepara todo el equipo mientras yo me recuesto sobre una camilla. Me bajo la cremallera de la falda y la bajo un poco a la altura del borde de mis bragas. La doctora Evans me cubre con una sábana fina y luego enciende el monitor.

Mi corazón martillea con fuerza. Todavía sigo sin creerlo. Estoy en una camilla, a punto de ver al causante de mis náuseas y vómitos durante los últimos días.
Estoy jodida.

La doctora coloca un gel literalmente frío en mi vientre y luego hace unos movimientos con el transductor para hacerlo funcionar. La pantalla se convierte en la imagen de mi útero. Ella busca durante unos segundos en el video, y luego apunta con su barbilla cuando parece encontrar algo.

Tempest Where stories live. Discover now