'Cerca del fin.'

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Blake… Blake… ¿Qué hacía allí?

 El chico le tomaba por la gorra y le tiraba hacia atrás con fuerza casi sobre humana. Mia no veía su rostro pero sabía perfectamente que su rostro no mostraba una sonrisa de seguro.

 Le tiró y la guio hasta el baño, en el cual entró y cerró con pestillo de inmediato.

 Ella solo podía reclamar sobre el dolor que su cabeza le daba luego de tanto jalón. Estaba tan aterrada que simplemente no sabía qué hacer, se sentía perdida.

— ¿Qué crees que…?

— ¿Qué hacías con ese? —preguntó directamente, acorralándola en el estrecho lugar, dejando a la castaña con los ojos abiertos y aterrados, intentando descubrir alguna salida.

— ¿Blake? ¿Para qué haces esto? —preguntó con la voz temblándole y ella tragando con dificultad y con los ojos aterrados. No quería saber que haría, sólo quería salir y escapar.

— ¿Para qué? —Repitió como si acabase de contado la mejor broma de todas— ¿Cómo que para qué? —su voz se volvió tan grave que le calaron los huesos. Su mirada estaba completamente sumida por su deseo.

 Él sacó de su bolsillo una navaja pequeña de su bolsillo trasero, mostrándoselo a Mia y pasándolo por su cara, rasgando ciertos lugares, a pesar de su resistencia.

— ¡Estas enfermo!

—Enfermo por ti. —acercó la navaja a su cuello y ella se hundió como acto reflejo, quedando lo más alejada de él. Su peligrosa arma estaba a centímetros, no, milímetros de tocar su punto vital en donde las venas más importantes se posicionaban, su cuello— Nunca estuve de acuerdo con que lo nuestro se terminara. —alejó la navaja para poder acercarla a su boca, partiendo su labio, repartiendo pequeño cortes allí, y que de las heridas brotara sangre. Ella se quejó, intentando reprimir un alarido. El rostro de Blake se tornaba en uno cada vez más placentero, mostrando cuanto disfrutaba realizar tal tortura— No puedo creer que me remplazaras tan fácil por él. —su mirada se tornó a una de odio total. Sus ojos cafés se volvieron completamente negros y su cara estaba cada vez más cerca— No voy a dejar que las cosas te salgan tan fácil, zorra.

 Se inclinó cerca de ella y susurró a su oído, con la voz tan afilada como la de su cuchillo, apunto de matarla con un solo movimiento.

—Serás mía, no importa qué.

 El cuerpo de la castaña no dejaba de moverse como si de frio se tratara. Sus manos se clavaban en las frías paredes, intentando buscar ayuda a través de ello, sin la menor suerte.

— ¡Blake, hermano! —gritó una voz masculina tras la puerta, sacando de la extraña situación de ambos. — ¡Te odio! ¡No me digas que lo hiciste solo! —reconoció la voz después de escuchar es irritante tono de niño mimado. Era Martin… Martin, el mismísimo hijo de su madre que le había atemorizado a Kurt, el miso que tenía una extraña obsesión con él… El mismo… El mismo que al parecer era hermano de… ¿Blake? Oh no, eso sí que no hacía sentido en la cabeza de Mia.

— ¡Blake! ¡Sigue el maldito plan, estúpido! —gritó una voz, esta vez, femenina. Era…

 Era la maldita perra de Rachel…

 Rachel…

— ¡Cállense! —gritó con una voz tan determinada, que le helo la sangre a la chica y a ambos personajes afuera— ¡No dejaré que ese estúpido la toque nunca más…!

— ¡Blake, esto está mal!

 El nombrado se giró hacia ella, justo cuando la navaja ya estaba en manos de Mia, la cual aprovechó su momento de confusión total. Lo sujetó con ambas manos, acercándosela peligrosamente a su cuello. Él retrocedió con ambas manos en alto, intentando con pequeños movimientos, arrebatársela, pero era imposible, ella no era tan mala en ello.

MatemáticasWhere stories live. Discover now