Capítulo 63: Propósito

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¡Estoy de vuelta!

Lectores: ¿Y tú quien eras? 

Zero: pues yo, el que les trajo grandes historias.

Lectores: ¿El que dejó un Sennin entre héroes inconclusa?

Zero; Ehhh sip.

Lectores: ¿El que dejó en pausa indefinida Ronin?

Zero: Ehhh sip.

No puedo evitar reírme solo, sabiendo que muchos de ustedes me lincharian por dejar esas historias y otras en el aire, y a más de uno un buen susto por estar más de un mes sin señal de vida, pensando que otra historia iba a ser abandonada.

Bueno, tuve algunos problemas de salud, y si, no quiero entrar en detalles, porque simplemente no quiero pensar en eso.

Igual no se preocupen por mi, esto no cambia nada, seguiré con mis estudios, tendré mi diploma de docencia, voy a trabajar y vivir la vida que tenga que vivir, solo dios decidirá cuando sea el tiempo de irme.

Así que seguiré con mi vida papá, como debe de ser.

En fin, no me queda más que decir que gracias a todos por sus comentarios y disfruten del capítulo.

Disculpen los errores ortográficos.

"hablar" personaje hablando.

"Hablar" personaje pensando.

"Hablar" nombres de las técnicas.

(Hablar) palabras del autor o aclaraciones.

############ Cambio de escenario o lugar. 

Capítulo 63: Propósito

En el frondoso y bello bosque que se ubicaba en algún punto cercano del reino tierra y las colonias más antiguas de la nación del fuego.

Vemos una silueta correr a toda velocidad entre las ramas, era ágil y rápido, demasiado para ser un humano normal, se asemejaba más a un animal, que podía seguir el paso a un pequeña conejo de pelaje blanco.

Que corría a toda marcha, huyendo de un depredador, que lejos de ser otro a animal del bosque, este era un niño de un poco más de once años.

Que corriendo a toda velocidad, saco una lanza rudimentaria de madera, que lanzo y el pequeño conejo pudo evitar, para seguir corriendo hacia la libertad.

Saliendo detrás de un árbol, la pequeña pelirroja lanzo una red sobre el conejo, que en el último segundo paso entre las piernas, evitando la red que cayó inútil en el suelo.

El hermano mayor llegó para ver al conejo perderse entre los arbustos, dejando atrás a una callada Mizuru, que mantuvo la cabeza baja, 

“Lo siento Aniki” se disculpo sintiéndose nefasta por fallar en la única tarea que su hermano le dio.

“No es tu culpa” despreocupado el le dio una sonrisa suave y unas palmadas en la cabeza, tranquilizando a la niña que mantuvo la mirada en el suelo, “Aún queda algo de carne de castor de la otra noche, estaremos bien” 

Las horas pasaron y la noche cayo, los dos hermanos encendieron una fogata, sabían que estaba el riesgo de ser vistos en el oscuro bosque por el brillo de la fogata, pero también era está la que los calentaba en la oscura noche.

Sentado uno junto al otro, comieron en silencio lo último que les quedaba de carne comestible.

Llevaban semanas sobreviviendo en el bosque, no fue algo sencillo, considerando que estaban en la época del año en que los animales silvestres se iban hacia el norte, y era dudoso que volverían con todo el alboroto que se escuchaba cerca.

Una llegada inesperadaOnde histórias criam vida. Descubra agora