➶ ໑ 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟐 ᘒ ꒦ 🜸

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Finalmente me levanto para regresar a casa. A casa. Esa palabra es cualquier cosa menos reconfortante. Camino despacio. Me duele el cuerpo; lo siento pesado y vencido en cada paso. La noche está tranquila. A estas horas, no hay coches por el barrio. Arrastro los pies por el pavimento, siguiendo la sinuosa acera, observando cómo mis zapatillas pisan una tras otra el hormigón blanqueado por el sol.

Doblo la esquina de mi calle y cuando ya estoy cerca de la casa de la señora Chungha, levanto la vista. Pero entonces unos faros giran por el extremo opuesto y se van acercando. Yo me arrimo a la parte interna de la acera, distanciándome de la calzada. El vehículo está casi a la altura de la casa de la señora Chungha; su motor ronronea ruidosamente. Aminora la velocidad y yo lo imito. No necesito que nadie me vea fuera de casa a estas horas de la noche. No necesito que un amigo de la señora Chungha u otro vecino se lo mencione a mi madre.

A estas alturas, veo que no se trata de un turismo. ¿Será un camión? El parabrisas reluce como un espejo mientras se aproxima a la acera. Siento un estremecimiento, y el pulso me late en la nuca con la violencia de una navaja. He visto bastantes series de crímenes para sentir un recelo inmediato. Y sé lo suficiente para fiarme de mis instintos. Me preparo, reduciendo tanto el paso que apenas avanzo. Reprimo mi aprensión antes de que estalle en un pavor tremendo y acabe manifestándome... Suponiendo que pueda hacerlo, claro. Entonces lo veo. El vehículo lleva una barra de luces en el techo, apagada. Como si estuviera de incógnito. Lo veo y lo entiendo todo. Están aquí. Donde yo vivo. Acechándome. De algún modo, lo han averiguado. Han averiguado la verdad sobre mí.

Puede que Jeno me haya reconocido por fin, y esté aquí para revocar su acto de compasión de aquel día en las montañas. Entonces ellos me ven. El Land Rover acelera de golpe, directo hacia mí. Yo doy media vuelta y echo a correr. La adrenalina bombea por todo mi cuerpo y anula el agotamiento y el malestar de hace unos momentos. Intentan darme caza de nuevo, sólo que esta vez me encuentro en una ciudad extraña y en un cuerpo que ya no conozco. Antes, con tanto miedo, me habría manifestado al instante: es un instinto que un Draki no puede resistir. Que siga manteniendo mi forma humana sólo puede significar que me estoy muriendo, que me estoy debilitando.

Mis zapatillas golpean la acera y los resonantes pasos resuenen en mis oídos... Y con el rugido del motor del Land Rover, que acelera detrás de mí como un gigantesco monstruo que hubiera cobrado vida. La calle se extiende ante mí. No hay ningún sitio en el que esconderme, ningún sitio en el que perderme si sigo su senda abierta. Me arriesgo, corro al otro lado de la calle y me meto directamente en un jardín. Los neumáticos chirrían sobre el asfalto, quemándolo.

Yo continúo y, sin mirar, salto una valla. Las suelas de mis zapatillas ascienden ruidosamente, sacudiendo la madera. Agarro la parte superior y los extremos puntiagudos de las estacas se me clavan en las manos. Me lanzo por encima de la valla y atravieso un jardín de rocas y cactus. Escalo otra verja y llego al patio delantero de otro vecino. La piel se me tensa de calor. El puente de mi nariz empuja hacia arriba, elevándose. Mis pulmones empiezan a arder, y el pecho a vibrar. Mi Draki, por fin. Supongo que eso debería reconfortarme. Debería alegrarme sentir cómo mi esencia responde, saber que no estoy completamente muerto por dentro.

Me ensordece un chirrido de frenos. Los faros oscilan salvajemente en la noche y yo me giro y trepo a otra valla. -¡Jaemin! ¡Para! ¡Espera! - No puedo evitarlo. Esa voz me alcanza al instante, tira de mí como una mano invisible. Colgado de la valla, miro por encima del hombro. Jeno se haya bajo una farola, y su pelo amoratado reluce donde incide la luz. Sus ojos también parecen de oro. Resplandecientes y ardientes, se clavan en mí, con el Land Rover ronroneando a unos pasos de él. Jeno alarga una mano, como para apaciguar a una criatura salvaje que pretendiera domesticar. -Jeno... - El nombre escapa de mi boca, demasiado bajito para que él pueda oírme.

!  ׅ࣪  alma de fuego ׅ ࣪ nomin ✶ drakis [1] ~  ࣪ ׅWhere stories live. Discover now