21.- Enamorarse otra vez © [Libro 1 Bilogía 21 meses]

Capítulo 29 Adicto a ti [+18]

Martina

Nos metemos dentro rápidamente sin siquiera encender la luz.

Vuelve a acorralarme, pero esta vez en la puerta, que se cierra de golpe cuando mi espalda choca con esta y presiona su cuerpo al mío.

—Esto no está bien... — murmura mientras recorre mi cuello con su nariz antes de morder un punto debajo de mi mandíbula.

El contacto me hace soltar un gemido incontrolable. Él responde con un jadeo.

Vuelve a capturar mi boca mientras sus manos recorren mi cuerpo desde los hombros, pasando por mi cintura hasta mis caderas.

La habitación está completamente oscura, a pesar de que lo tengo frente a mí, no logro verlo, solo puedo sentir la anticipación de cada uno de sus movimientos. Y todo eso lo vuelve mucho más ardiente.

Deja mis labios y pega su frente contra la mía. Está agitado, al igual que yo. Me encantaría poder ver sus ojos, pero a penas logro identificar un leve brillo frente a mí, lo demás solo son sensaciones.

—¿Estás segura de esto? — pregunta de pronto en un susurro bajo — hemos bebido un poco... quizás te arrepientas....

—Axel... nunca había estado más segura de algo — interrumpo — ¿y tú?

—No tienes ni idea...

Siento su fuerte mano pasar por debajo de mi pierna que levanta para poder tener acceso a mi piel desnuda.

Yo la engancho a su cadera, y me aferro a sus hombros para no perder el equilibrio.

Con la respiración agitada en mi cuello, comienza a subir su mano lentamente por debajo de mi vestido. El roce de sus dedos en mi piel va marcando a hierro cada uno de sus movimientos.

Su mano deja de ascender cuando llega hasta la parte más alta de mi pierna.

—Mierda... — susurra en mi boca — por favor dime que no estás usando portaligas.

—No estoy usando portaligas — murmuro de forma provocativa.

Sí las estoy usando.

Recordaré agradecer a mis amigas por obligarme a comprarlo.

—Definitivamente tú no quieres volverme loco — susurra con voz sexy — tú quieres matarme.

Con su mano libre, me sostiene de la nuca para atraerme a su boca que acepto gustosa.

Su otra mano continua su tortuoso recorrido hasta llegar a mi culo el que aprieta con ganas. Jadea cuando lo hace.

—Me vuelves loco... malditamente loco — murmura en mi oído antes de morder el lóbulo de mi oreja y luego bajar por mi cuello.

Mi cuerpo entero está en llamas.

Arde con tanto deseo, que siento que mis huesos pronto comenzaran a fundirse.

Con una fuerza desmesurada, me levanta y yo envuelvo mis piernas alrededor de sus caderas.

Puedo sentir la dureza debajo de sus pantalones, y el contacto me hace querer sentirlo dentro de mí, desesperadamente.

Paso mis manos por su cabello y lo jalo un poco hacia atrás exponiendo su cuello y torturándolo con pequeños mordiscos mientras a tientas en la oscuridad me lleva hasta su cama.

Con un extremo control de sus movimientos, me deposita suavemente en el colchón, casi sin separarse de mí.

Apoya uno de sus antebrazos en la cama para no aplastarme bajo el peso de su cuerpo. Con el otro brazo enciende la lampara de su mesita de noche.