Capítulo 34 Caliente y dulce

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Axel

Despierto con un fuerte dolor de cabeza. Me siento en la cama con unas ganas terribles de vomitar. No sé porque me siento tan mal.

Martina sigue durmiendo a mi lado, me levanto lo más silencioso que puedo y voy al baño.

Sin poder evitarlo más, vomito todo el contenido que luchaba por salir, que principalmente es alcohol y me deja con un ardor en la garganta.

Claramente tomarse 1 cuarto de la botella de whisky sin haber comido nada en casi 1 día y medio no fue muy inteligente.

Aprovecho de darme una ducha para recuperarme, pero me siento decaído y deshidratado.

Salgo de la habitación en silencio, Martina sigue dormida y se ha acomodado en mi cama, su brazo esta alargado hacia el lado de la cama donde estaba yo, y ese simple gesto hace que mi corazón se hinche un poco más en mi pecho.

Desayuno algo liviano para no afectar mi estómago.

Son recién las 6 de la mañana, no quiero volver a acostarme, pero tampoco quiero quedarme sin hacer nada así que aprovecho el tiempo y comienzo a trabajar en algunos proyectos nuevos que hemos integrado. 

A eso de las 7:30 Martina al fin se despierta y sale de mi habitación, aún tiene cara de somnolienta.

—Buenos días — saludo con una sonrisa desde la silla de mi escritorio — ¿dormiste bien?

—Buenos días — dice.

Está muy seria y algo incomoda, no se ha movido de la puerta de mi habitación.

—Creo... que volveré a mi departamento — agrega para romper el silencio que se forma entre los dos — tengo que hacer algunas cosas y...

—Entiendo — me levanto de mi escritorio y avanzo hacia ella, pero noto que se tensiona un poco más y me freno.

—¿Estarás bien? — pregunta sinceramente preocupada.

—Sí, no te preocupes por mí.

Asiente con la cabeza y luego de murmurar unas disculpas toma sus cosas y sale por la puerta.

Yo aun no termino de entender nada. Quizás mi numerito de ayer la dejo con una mala impresión de mí.

Me paso la mano por la cara con frustración y vuelvo a mi escritorio para seguir trabajando.

A la hora de almuerzo suena el timbre. Al abrir me encuentro a Isaac con el ceño fruncido, lo invito a entrar.

—Que agradable sorpresa — rio mientras él entra dejando sus cosas en el sofá — pareciera que puedes oler a kilómetros cuando estoy cocinando.

—He venido para hablar sobre los diseños que enviaste hoy de los proyectos nuevos — dice acercándose a la encimera, mientras yo continúo cocinando.

—¿Tienen algo malo? — pregunto.

—Sí... veras... esos diseños ni siquiera deberían existir... porque tú no deberías haberlos estado diseñando y menos enviándolo a las 11 de la mañana.

—¿Por qué no?

Pone los ojos en blanco y luego los cierra, como si necesitara toda la paciencia del mundo para hablarme.

—¿No es obvio? Ayer fue el funeral de tu padre.

—Tú más que nadie sabe que eso no me afecta en absoluto.

—No mientas, sé que no fue una pérdida para ti, pero es obvio que algo te está afectando.

Aprieto la mandíbula. Sí, pero no por lo que él cree.

21.- Enamorarse otra vez © [Libro 1 Bilogía 21 meses]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora