CAPÍTULO 4

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Por fin aterrizamos en el aeropuerto de Londres. Había pasado todo el día en ese maldito avión y no aguantaba más. Había sido horrible, exactamente igual que cuando cogimos el avión para ir a Sídney. Estaba un poco mareada por el aterrizaje y según Hermione estaba más pálida de lo que ya estoy de normal.

Tuvimos suerte y Wendell paró un taxi en cuestión de minutos. Nos montamos en el coche como pudimos. Wendell iba delante con el conductor y Jean, Hermione y yo íbamos atrás. La castaña en el medio entre su madre y yo.

̶ Quiero llegar ya a casa ̶ me quejé apoyando la cabeza en el hombro de mi novia.

̶ Falta poco ya, tranquila ̶ susurraba Hermione acariciando mi cabeza ̶ esta vez te ha sentado peor que la anterior.

̶ No hace falta que lo jures ̶ murmuré sin ganas ̶ el aterrizaje ha sido lo peor, la otra vez fue mucho más suave.

̶ Pobre de mi bebé ̶ dijo Hermione poniendo vocecita y me dio un beso en la punta de la nariz haciendo que la arrugara ̶ eres adorable amor.

̶ Ahora no tanto ̶ contradije suspirando ̶ estoy hecha un desastre, tengo el pelo alborotado.

̶ Sigues siendo igual de adorable que siempre ̶ susurró en mi oído ̶ además, me recuerda cuando lo hacemos.

̶ ¿Quién eres tú y qué le has hecho a mi inocente novia? ̶ le pregunté en el mismo tono que ella y Hermione se rio suavemente.

̶ Quién sabe ̶ contestó sin dejar de reír.

̶ Tortolitas, hemos llegado ̶ anunció Wendell mirándonos por el retrovisor del taxi.

Miramos hacia fuera y notamos que, en efecto, acabábamos de llegar a la antigua casa de los Granger. Hermione y yo nos miramos y reímos suavemente para después salir del coche. Sacamos las maletas del maletero del taxi y seguimos a los adultos hasta la puerta.

Jean abrió la puerta y entramos a la casa. Estaba exactamente igual a la última vez que estuve ahí, solo que tenía mucho más polvo.

̶ Mañana habrá que limpiar bastante ̶ se quejó Jean pasando la mano por la mesa de la entrada y arrastrando el polvo en los dedos.

̶ No creo que eso haga falta ̶ comenté mirando a Hermione y guiñándole un ojo ̶ Hermione y yo lo podemos hacer en unos segundos, ¿verdad amor?

La castaña asintió con la cabeza y ambas sacamos nuestras varitas de los bolsillos y apuntamos hacia la casa en general "Tergeo". En unos segundos, todo el polvo acumulado se había ido y ahora todo estaba super limpio.

̶ Un día me enseñáis a hacer eso ̶ comentó riendo Jean y reímos con ella ̶ gracias de verdad chicas.

̶ No hay problema mamá ̶ respondió Hermione.

Cómo era tarde, encargamos algo para cenar y en menos de media hora la comida había llegado. Desde que habíamos llegado había querido irme a la cama puesto que estaba totalmente agotada. Además, mañana volveríamos a Hogwarts para seguir ayudando con la reconstrucción, así que no había tregua.

̶ Estoy muerta ̶ comenté cuando me tumbé en la cama.

̶ Mañana tendremos que despertarnos temprano ̶ me recordó Hermione poniendo su ya muy conocido y odiado despertador.

̶ No hace falta que lo recuerdes ̶ me quejé y escuché a Hermione reírse ̶ no te rías.

̶ Lo siento, pero no puedo evitar hacerlo ̶ reconoció la castaña y se tumbó a mi lado ̶ buenas noches amor.

̶ Buenas noches ̶ respondí y me quedé dormida a los segundos.

Parecía que habían pasado solo unas horas cuando el maldito despertador empezó a sonar. Sentí que alguien se movía a mi lado y después un peso encima de mí.

No me importa la sangre (2ª parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora