ESPECIAL DE NAVIDAD

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Narrador omnisciente

El 25 de diciembre había llegado tras otro año que poco a poco finalizaba y, como todos los años, las familias del mundo mágico y también muggle se reunían para celebrar aquellas significativas e importantes fechas.

La familia Malfoy Granger no era la excepción por lo que también estaban preparando la mansión para pasar ese día junto a los suyos. Las matriarcas de la familia, Aria y Hermione, ultimaban los detalles para recibir a sus hijos y nietos después de no haberlos visto en varios meses.

Ambas habían decidido darse un viaje de 4 meses por el mundo disfrutando de su vida de jubiladas y también ese amor que, después de más de 50 años, seguían teniendo la una por la otra. Nada había cambiado en ese aspecto aunque ya tuvieran 74 y 75 años.

Cualquiera que las viera pensaría que nunca superaron la luna de miel, que dicen es cuando las parejas están en el punto máximo del amor... con ellas no era el caso.

Habían seguido enamorándose día a día hasta haber cumplido los 52 años de matrimonio ese mismo año, y tenían pensado llegar a mucho más.

–¿Crees que tardarán mucho en llegar amor?–preguntó una más anciana Hermione mirando por la ventana de su habitación.

–Viendo la hora... no lo creo–respondió Aria terminando de ajustar su camisa y eligiendo la corbata que ese día llevaría–Her... ¿me ayudas con la corbata?

La mujer castaña pero con mechones blancos sonrió y asintió con la cabeza acercándose a su esposa para ayudarla. Algunas cosas nunca cambiaban como el hecho de que Aria Malfoy seguía sin saber ponerse una corbata.

Cogió la delicada prenda entre sus manos y rodeó con ella el cuello de la rubia haciendo un nudo, pero no se movió de dónde estaba.

–¿Qué me miras así?–preguntó Aria con una sonrisa mirando a su mujer.

–Que sigues siendo tan guapa como siempre amor–explicó Hermione poniéndose de puntillas para darle un pequeño beso a la mujer más alta.

–Estoy vieja ya–se rio Aria–tú eres la que está igual que cuando nos casamos... todavía lloro al recordarte con ese vestido blanco mientras caminabas hacia el altar... sigues igual de hermosa.

Volvieron a besarse por unos minutos hasta que escucharon el timbre de la mansión sonar. Sonrieron al saber que su familia ya estaba allí para celebrar con ellas.

Bajaron tan rápido como sus piernas les dejaron y abrieron las grandes puertas viendo a todos sus hijos con sus nietos esperando.

–¡Mis niños!–exclamó Hermione abriendo los brazos para que sus 12 nietos la abrazaran.

Obviamente los menores no dudaron y, con algo de cuidado, envolvieron en un abrazo a una de sus abuelas. Todos eran ya mayores, pero seguían siendo los niños de las abuelas. No iban a dejar nunca de ser unos consentidos.

Mientras tanto, Aria se encargó de saludar y abrazar a cada uno de sus hijos junto a sus parejas. Todos se habían casado ya y tenían su propia familia, lo que al principio fue duro para las dos pero que supieron disfrutar igualmente.

Todavía recordaban el día en el que Rose se casó con Olivia, su novia de Hogwarts. Aria se encargó de llevarla al altar y no pudo evitar llorar al ver a su pequeña hija casarse. Hermione no estuvo mejor puesto que también lloró, pero tuvo que consolar a su esposa.

Ellas tuvieron 3 hermosos hijos: Narcissa, en honor a su abuela Cissy y al 2º nombre de su madre; Hermione, obviamente por su otra madre y Adam, que era el padre de Olivia. Ellos ahora tenían 26, 23 y 19 años respectivamente.

No me importa la sangre (2ª parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora