CAPÍTULO 5

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Al día siguiente fuimos a Hogwarts para seguir con la reconstrucción del castillo. Pasamos todo el día allí sin parar de hacer cosas.

Sin embargo, estábamos nerviosas porque por la noche hablaríamos con Jean y Wendell sobre lo de mudarnos juntas. Tal vez iban a pensar que es precipitado, aunque tanto Hermione como yo lo tenemos bastante claro.

Por fin llegaron las 7.30 de la tarde, la hora en la que nuestra "jornada de trabajo" acababa. Nos despedimos rápido de los chicos y nos desaparecimos para llegar a la casa de los Granger. Como siempre, aparecimos en un bosquecito que hay al lado para no llamar la atención de los muggles que pasaban por la zona.

Entramos a casa y para nuestra buena suerte, ni Wendell ni Jean habían llegado aún. Ellos salían de la consulta a las 8, así que aún tendríamos un rato para pensar bien lo que diríamos. 

̶ Estoy muy nerviosa ̶ admitió Hermione, pero eso ya lo sabía. Llevaba todo el día diciendo lo mismo ̶ ¿qué pasa si no me dejan?

̶ En realidad... ya eres mayor de edad, así que en principio podrías hacerlo ̶ expliqué encogiéndome de hombros ̶ pero no quiero que se pongan en mi contra, me ha costado mucho ganármelos.

̶ ¿Perdona? ̶ preguntó Hermione riendo ̶ te los ganaste en seguida. Con solo decir que te gustaban los deportes te ganaste a mi padre y  a mi madre te la ganaste cuando dejaste que te hablara por horas de libros aleatorios sin quejarte.

̶ Bueno... ya me entiendes ̶ dije rápidamente ̶ de todas formas, no te preocupes, tenemos que ser positivas y demostrarles que de verdad queremos ir a vivir juntas. Tenemos que demostrar que podemos vivir en una casa solas, que ya somos maduras.

̶ Esa palabra y tú no pegan ̶ se burló mi novia y empezó a reír.

̶  Eso es mentira ̶ le reproché cruzándome de brazos y frunciendo el ceño ̶ yo soy madura ̶ le saqué la lengua.

Escuchamos la puerta abrir y las voces de los padres de la castaña. Nos miramos por unos segundos y luego a la puerta.

̶ ¿Cómo estáis chicas? ̶ saludó Wendell dejando sus cosas en la entrada.

̶ Bien, todo ha ido bien ̶ respondí sonriendo.

̶ Vamos a cenar, hemos traído la comida ̶ comentó Jean sacando bolsas de comida china.

Pusimos la mesa en seguida y empezamos a cenar. Cada rato Hermione y yo nos mirábamos pidiéndole a la otra que empezara a hablar porque ninguna se atrevía.

̶ ¿A qué vienen esas miradas? ̶ preguntó Jean riendo.

̶ Tengo que deciros algo importante ̶ contestó Hermione mirándome y luego a sus padres.

̶ Esto me acaba de recordar a cuando nos dijiste que Aria y tú salíais ̶ recordó Wendell riendo ̶ ahora qué va a ser, ¿qué os mudáis juntas?

̶ Pues... la verdad... ̶ susurré jugando con mis dedos ̶ Hermione y yo estuvimos hablando ayer y queremos mudarnos a la casa que me dejó mi padrino.

El silencio reinó en la mesa. No me atrevía a levantar la cabeza y solo jugaba con mis dedos muy nerviosa. Vi que las manos de Hermione temblaban por encima de la mesa, así que cogí su mano para darle seguridad.

̶ ¿Mamá, papá? ̶ los llamó Hermione nerviosa.

̶ Es un no definitivo ̶ respondió Wendell frunciendo el ceño.

̶ Wendell, escucha nosotras... ̶ traté de decir, pero no me dejó.

̶ Pero nada Aria, sois muy jóvenes ̶ explicó molesto ̶ Aria, a penas tienes los 18 años y Hermione 19. No estáis preparadas para manejar una casa las dos solas.

No me importa la sangre (2ª parte)Where stories live. Discover now