❝ CAPÍTULO 8 ❞

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El jefe de la Mafia Rusa quiere matarme

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—¿Problema? —pregunta Chuuya—. ¿Qué hiciste?

Yosano deja que sus dedos, armados con largas uñas acrílicas, toquen su brazo.

—Es de mala educación tener a tus amigos esperando en el pasillo.

—Cierto, cierrto. —Chuuya se hace a un lado para dejarla entrar, cierra la puerta detrás de él y apenas tiene oportunidad para hacer las presentaciones.

Yosano es mucho más rápida.

—Oh, ¿y quién es este? —su cabeza gira hacia atrás para lanzarle a Chuuya una mirada significativa. Qué dice exactamente, no está seguro. Probablemente algo como: «¿por qué escondes a este gigante sexy en tu apartamento y por qué no me he enterado?»—. Chuuya-kun, ¿es este otro de tus perros callejeros, o alguien te atrapó antes de que yo pudiera?

—Ese no es el novio de Chuuya —dice alguien al doblar la esquina. Dazai—. Ese es mi guardaespaldas —y Chuuya realmente no puede decir si el borde de irritación en su voz proviene de Yosano hablando de Oda o de Chuuya.

(Ciertamente, tampoco espera que sea lo último. No).

—Sakunosuke Oda —se presenta Oda, ofreciendo su mano. La forma en que Yosano lo toma y deja que su mirada vague con apreciación sobre su cuerpo y altura solo puede describirse como un depredador agarrando a su presa. Parece que alguien más está a punto de meterse en problemas—. Dazai tiene razón. Trabajo como su guardaespaldas.

—Bueno, es un placer conocerte, y tú… —se vuelve para darle a Dazai una sonrisa cegadora—. ¡Mírate! Vamos, déjame abrazarte.

Dazai se acerca tentativamente a sus brazos y la deja tirar de él hacia su pecho, casi asfixiándolo. Chuuya se sentiría un poco mal si no hiciera lo mismo todos los días. ¿Pero puedes culparlos cuando las mejillas de Dazai se sonrojan con un adorable rubor color melocotón mientras la abraza obedientemente?

—Chuuya, cariño —dice Yosano una vez que ha terminado de torturar a Dazai—. ¡No tenía idea de que tienes tantos amigos!

—Vaya, gracias.

—Es una broma. Siempre has sido una hermosa mariposa social. —por último, pero no menos importante, ella besa su mejilla a modo de saludo antes de darle un abrazo también.

—Tan feliz como estoy de verte —dice Chuuya, ladeando la cabeza cuando ella se aleja—. ¿De qué problema estamos hablando?

Si no fuera Yosano, describiría la pequeña risa que deja escapar como nerviosa. Tal como están las cosas, probablemente solo sea algo para detener la conversación.

—El jefe de la Mafia Rusa quiere matarme por ser un problema —dice, colocando una mano en su cadera—. Algo que definitivamente deberíamos discutir con vino. ¿No estás de acuerdo?

Así terminan los cuatro en el comedor, una botella de Lumiére en el centro de la mesa mientras Yosano les cuenta los dos últimos meses de su vida.

Comenzó con una oferta de trabajo única de uno de sus contactos callejeros que se le acercó: pasar una noche con un hombre llamado Fyodor Dostoyevski, un hombre ruso que viene a Yokohama por un viaje de negocios, dejar un dispositivo electrónico especial en su maleta, obtener un asquerosamente rico cheque solo por eso.

Nudos Atados. •Soukoku | Bungo Stray Dogs •Onde histórias criam vida. Descubra agora