❝ CAPÍTULO 23 ❞

422 68 10
                                    

*╔═══❖•ೋ° °ೋ•❖═══╗*

Una vida de mucha vergüenza

*╚═══❖•ೋ° °ೋ•❖═══╝*

La vida de Dazai ha sido una vida de mucha vergüenza.

Vino al mundo como el hijo frágil y enfermizo de un hombre que debería haber sido demasiado mayor para ir por ahí y embarazar a la gente y una mujer que trabajaba en uno de los burdeles de la Port Mafia. Tal vez fue esa combinación de biología, alguien que solo lo quería como un seguro de vida para su imperio y alguien que no lo quería en absoluto pero que se vio obligado a tenerlo de todos modos, es responsable de todo su defecto: el cuerpo que obstinadamente permaneció débil y larguirucho sin importar cuánto intentaran sus tutores hacer que sucediera lo contrario, la habilidad que les quitó a los demás, el aburrimiento crónico que no solo absorbió todo el aire del mundo sino también de Dazai.

Quizá por eso, por mucho que haya intentado escapar de la podrida verdad, siempre envenena todo y a todos a su alrededor. Una pequeña flor paralizada que se alimenta de la vitalidad de los demás solo para pasar su larga vida en la desolación.

Esa es también la razón por la que Dazai desea que Odasaku deje de pinchar su brazo y tratar de levantarlo del piso alfombrado en su dormitorio antes de que termine como daño colateral. Sin embargo, en lugar de vocalizar eso, solo emite un sonido bajo y quejumbroso cuando una mano sacude su hombro por décima vez esa noche.

Las florecitas no hablan.

—Vamos, Dazai. Al menos levántate del suelo y acuéstate en la cama.

Dazai cierra los ojos con más fuerza en respuesta.

—O podría simplemente cargarte…

—No —se ve obligado a decir, sacudiendo su inútil cabeza—. Déjame ser. El suelo es donde pertenezco.

Hay un suspiro por encima de él. Dazai espera que signifique que Odasaku ha renunciado a su vigilancia suicida y ahora se irá, pero por desgracia. En su lugar, se sienta a su lado, el peso de su mirada perforando la parte posterior del cráneo de Dazai. Finalmente, pregunta:

—¿Quieres hablar de ello?

—¿De qué hay que hablar? —Dazai murmura, más para sí mismo que para nadie—. Le disparé a Chuuya. Fin de la historia.

—Podríamos hablar sobre la culpa que sientes en este momento. O lo que planeas hacer con él.

—Planeo quedarme aquí en el suelo hasta que me marchite y muera.

—Oye.

Eso podría no haber sido lo más inteligente para decir frente al hombre que no lo dejará por más de cinco minutos porque cree que Dazai encontrará el objeto más afilado en las inmediaciones y se cortará las venas con él. Pero es la verdad. Y por alguna tonta razón, decirle la verdad a Odasaku se ha convertido en la regla y no en la excepción.

Dazai no quiere levantarse y hacer algo con la culpa enconada en su corazón y enfrentar las consecuencias de sus acciones y disculparse. Quiere simplemente descansar e irse fuera de la existencia.

Desaparecer. 

Desaparecer de la historia hasta que no quede ni un solo rastro de él en este mundo.

Desafortunadamente, su habilidad es anular los dones de otras personas y no hacer realidad sus deseos más íntimos.

Dazai se da la vuelta para mirar a su amigo y lo mira fijamente. 

—¿Podrías por favor, simplemente, dispararme?

Nudos Atados. •Soukoku | Bungo Stray Dogs •Where stories live. Discover now