❝ CAPÍTULO 22 [Parte 2] ❞

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Continuación...

Dazai tiene el descaro de parecer sorprendido por esta revelación, con los ojos muy abiertos mientras van de Chuuya al arma en sus manos. 

—P-Pensé, ¿por qué no usaste tu habilidad? —termina silbando—. ¡Ya no te estaba tocando!

—¡¿Por qué me disparaste?! —Chuuya responde brusco, agarrando ciegamente el umbral de su habitación, tiñendo el color blanco prístino de un rojo oscuro oxidado.

—¡Porque no te estaba tocando! ¡Porque se suponía que debías desviarlo!

—Supongo que es mi culpa entonces por... Dios, duele como un hijo de puta. ¡C-confiaba en que no me dispares! ¡Confiaba en ti!

—Chuuya —dice Dazai, poniéndose de pie como si estuviera preocupado y agarrando una toalla de la pila de ropa sucia que estaba sobre la cómoda—, estás sangrando.

—¡Estoy al tanto! ¡Me disparaste!

—Tenemos que, eh, comprimir el-

—No me toques. —gruñe Chuuya con el pecho agitado cuando el bastardo intenta acercarse y poner sus manos sobre él. 

Pero lo que pasa con sangrar por un agujero real en tu cuerpo es que te deja impotente. Chuuya apenas puede mantener su cuerpo erguido, y mucho menos luchar contra Dazai, quien se arrodilla frente a él y le aparta las manos sin pestañear.

—¿Qué tal si dejamos de lado nuestras diferencias por ahora y nos enfocamos en salvar tu vida, eh? —presionando la toalla contra la herida en su estómago, Dazai busca su mirada, ofreciéndole una sonrisa torcida—. ¿Cómo suena eso?

—Parece que voy a estrangularte una vez que me saque la bala. ¡Me disparaste!

—¡Bueno, me dejas! —Dazai grita de vuelta, su voz demasiado aguda para ser otra actuación más—. ¿Te amenacé con un arma y ni siquiera pensaste en usar tu habilidad?

—¡Confiaba en ti!

—¡Tal vez no deberías!

—Puedo ver e-eso a-ahora. —un gruñido bajo y frustrado sale de la garganta de Chuuya mientras apoya su cabeza contra la puerta. Hablar, respirar, moverse, todo arde. Desgarrándolo por dentro. Algo que trató de evitar con todas sus fuerzas después de volver a ponerse de pie, y algo que ahora le está sucediendo nuevamente porque cometió el error de darle la espalda a Dazai.

Dazai, de todas las personas.

—Oye, no me cierres los ojos ahora —escucha balbucear al bastardo—. Es solo una pequeña y tonta herida de bala. Eso no es nada para ti. ¿Cierto?... ¿Cierto, Chuuya?

—Cállate. —murmura, luchando por mantener el ojo abierto cuando sería tan fácil descansar un poco. Deja que esas manos que están tratando de arrastrarlo hacia abajo lo mantengan por un tiempo. Sólo hasta que se sienta mejor de nuevo.

—Está bien. Sigue diciéndome cuánto me odias.

—Ese es el problema —sus dedos tratan de enroscarse alrededor de sí mismos en vano—. Todavía no lo hago. Porque eres tan…

—¿Porque soy qué?

Chuuya mueve su barbilla hacia su bolsillo. 

—Mi teléfono. Llama... Yosano.

—Está bien —murmura Dazai más para sí mismo que para Chuuya—. Está bien, solo voy a...

Dazai sin saber qué hacer es un espectáculo extraño.También sería satisfactorio si la frágil esperanza de vida de Chuuya no dependiera de ello, razón por la cual muerde ese sabor agridulce de júbilo y mueve la barbilla hacia él para llamar su atención. 

Nudos Atados. •Soukoku | Bungo Stray Dogs •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora