❝ EPÍLOGO ❞

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Parte uno

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Algo grande, cálido y blando lo presiona.

Ese es el primer pensamiento que cruza la mente de Chuuya cuando flota de vuelta a la conciencia y sale de la tierra de los sueños.

Algo grande, cálido, blando y...

Algo que le hace cosquillas en el cuello, lo suficiente como para abrir los ojos e intentar retorcerse lejos de la sensación. Pero ese algo lo ve como una invitación a acurrucarse aún más cerca.

Chuuya gime y enreda sus dedos en el cabello de Dazai para alejarlo de su cuello, o intentarlo de todos modos.

—Hace cosquillas —se queja con una voz espesa y soñolienta—. Para.

Dazai solo tararea.

—No.

—Osamu…

—No es mi culpa que tu cuello sea el lugar más cómodo para descansar —finalmente, Chuuya logra tirar de él lo suficiente como para mirarlo, con el rostro torcido en un puchero quejumbroso mientras sus ojos parpadean y se abren—. Eres tan malo con tu esposo. Debería solicitar el divorcio.

Sin embargo, todo lo que ve Chuuya es el contenido y la tranquilidad relajada que se encuentra debajo. Sus dedos se suavizan para rozar sus rizos despeinados, la boca se curva en una sonrisa.

—Hola.

—Hola —murmura Dazai y bosteza en su rostro. «Bastardo»—. Buen día.

—Buenos días.

Yacen allí por unos momentos, disfrutando del sol mantecoso de la mañana que se asoma por las ventanas como un invitado tímido que aún no ha reunido el coraje para entrar. Chuuya rastrea todos los lunares y marcas de belleza que puede encontrar en la piel de Dazai para luchar contra la bestia dormida dentro de él que quiere levantar las sábanas y robar otras horas de sueño. Pero a juzgar por los ruidos sordos que vienen del exterior, ya es tarde y tienen cosas que hacer. No hay tiempo para holgazanear toda la mañana.

… pero siempre hay tiempo suficiente para hacer esto. Acaricia la mejilla de Dazai, admira lo lindos que se ven y no hace nada más. Incluso cuando si no lo hay, Chuuya se asegura de hacer tiempo para ello.

Tiempo.

Una cosa tan preciosa para tener.

—Mis sueños volvieron a ser raros —murmura eventualmente Dazai, rompiendo el hechizo de silencio pacífico entre ellos. Hace una mueca como si estuviera recordando algo desagradable.

Probablemente lo sea.

Chuuya lo suelta para estirar los brazos por encima de su cabeza con un suspiro profundo antes de sentarse.

—Acerca de…

—¿Qué otra cosa? Siempre se trata de eso.

Tarareando, palmea la mejilla de Dazai en señal de simpatía. El incidente específico del que están hablando casi sucedió... ¿cuánto, hace nueve u ocho años? El punto es: fue hace mucho tiempo, y aún así, afecta a Dazai hasta el día de hoy. Aunque podría haber sido peor. Mucho peor.

—Pero había un dragón. Eso fue divertido.

—Dragones, ¿eh? Debe haber sido un infierno de sueño.

Nudos Atados. •Soukoku | Bungo Stray Dogs •Onde histórias criam vida. Descubra agora