Epílogo

933 136 32
                                    

La noche era verdaderamente hermosa. Las estrellas brillaban en el oscuro cielo, el viento era frío, pero extrañamente acogedor, fresco.

Jungwon sentía como si la naturaleza lo abrazara con cariño. Había encontrado en el viento, en los árboles, en el mar y en el cielo un verdadero hogar, todo a su alrededor era hermoso, Jungwon lo sentía así.

Sonrió hacia el firmamento, contando las estrellas; había aprendido mucho de la vida en los últimos meses.

Había sentido cariño, amor disfrazado de amistad, amistad disfrazada de amor. Conoció el amargo sentimiento de la culpa y el arrepentimiento.

Aprendió de sí mismo y se conoció un poquito más.

Justo ahora, estaba enamorado de la vida, decidido a seguir adelante, había recordado las palabras que su psicóloga le había repetido años atrás, palabras que, en ese momento, parecían tenerle de pie.

Estaba feliz, se sentía pleno.

O bueno, casi.

No podía dejar de pensar en que las cosas con Jay pudieron haber terminado de otra manera, no tan... Precipitadas. Pero finalmente no había más que hacer.

A unos cuantos metros de ahí, caminando también por aquel enorme puente, Jay le observó de lejos, reflexionando en sí mismo todo lo que también había aprendido últimamente.

Principalmente, se equivocó, y en ese momento reconocía todos y cada uno de sus errores, se reprimió a si mismo más de una vez, prometiendose intentar mejorar a lo largo de su vida, ser mejor.

Caminó en dirección a Jungwon, llamando su atención.

El menor le sonrió.

— ¿Qué haces aquí?

— Me pareció haber visto a un lindo gatito jugando por aquí.

Se soltaron a reír, cómodos entre ellos.

Habían aprendido mucho del otro, y si, se habían querido, pero no lo suficiente para ser amor.

Solo eso, fue únicamente un profundo cariño por el otro.

— ¿Qué crees que nos tenga preparado la vida en el futuro? — preguntó mirando el firmamento al igual que el más joven.

— Retos. — Susurró. — Tantos que ni siquiera podrás contarlos.

— Cierto, pero también nos tiene regalos, ¿Qué no?

Jungwon se giró sobre sí mismo, conectando su mirada con Jay.

— Fuiste un hermoso regalo, Jay.

No respondió. Lloró y se abrazó a Jungwon quién también derramó una lágrima.

— Perdóname.

— No, Jay, gracias. Porque me has ayudado mucho.

— Fui un tonto.

— Lo fuiste. — rió — Pero fuiste humano y lo reconociste. Te aplaudo.

— Quiero crecer, y aprender y ser mejor.

— Lo lograrás, lo sé.

— Espero que la vida nos tenga algo lindo para ambos, espero que en un futuro, cuando ambos estemos listos, podamos volver a encontrarnos, tal vez el destino quiere que estemos juntos, pero tal vez no es el momento.
Y si no, quiero que seas muy feliz, Jungwon, tu sonrisa es hermosa, quiero verla resplandecer aún si es de lejos.

Jungwon volvió a abrazarlo. Entre lágrimas, le susurró:

— Jay... Gracias por ser mi primer amor.

Jay, quién tuvo que pelear incansablemente contra sus confusos sentimientos, preso de la desesperación por un poco de amor, terminó traicionando sus valores faltando a su lealtad, se reprochó y se culpó miles de veces. Ahora, estaba dispuesto a continuar con su vida, tal vez, en un futuro el destino decidiría reencontrarlo con Jungwon, o tal vez presentarle a alguien más.

Jungwon, por otro lado, le tocó experimentar aquel abrumante sentimiento del trauma. Quiso con toda el alma, amar tan sinceramente como Jay lo había amado a él, pero el miedo había podido mucho más, lo que ocasionó perder a aquel chico que por tanto tiempo lo había perseguido, después ambos inconscientemente, comenzaron de cero, pero no presionaron las cosas, querían que sucediera lo que tuviera que suceder. Y tristemente, no sucedió nada.
Posiblemente los corazones de ambos estaban destinados a amarse toda la eternidad, o tal vez aquel amor le pertenecería a personas diferentes.

Ninguno lo sabía.

Consolidar un amor verdadero es más difícil de lo que podríamos imaginar.

El primer amor es más memorable de lo que realmente creemos.

Y un amor adolescente es más difícil de lo que nos pintan.

El amor adolescente es difícil porque se ve envuelto en millones de dificultades, tantas historias de romance que fueron enterradas en el recuerdo, pero que fueron el testimonio viviente de un verdadero dolor. El amor adolescente ha tenido que pelear contra la distancia, contra la amistad, contra la familia, contra los estereotipos, contra los prejuicios y contra las envidias.

Pero, sobre todo, un amor adolescente es una lucha con uno mismo. Lucha que se tiene que experimentar en cualquier momento de la vida, pero la adolescencia es aquel tiempo más difícil de comprender, a veces el corazón nos presenta jugadas crueles en las que tenemos que sacrificar nuestros propios sentimientos para hacer un bien a los demás.

La vida es cruel con los adolescentes. Los cega pintando para ellos una adolescencia llena de aventuras, en dónde el amor, es el principal protagonista.

Estos cuatro chicos, que entrelazaron sus destinos accidentalmente, han tenido que pasar por el peor desafío para un adolescente.

La lucha contra uno mismo.

Heeseung y Sunoo caminaban de la mano también, observando las hermosas luces que alumbraban su camino.

Llegaron a una amplia calle, llena de adornos aún navideños, la epifanía aún no se celebraba y, por lo tanto, la Navidad seguía.

Hacían bromas entre ellos y se sonreían con amor.

— Sunoo. La vida es un verdadero juego ¿No?

— Mm... ¿Por qué de repente lo dices?

— Míranos, aquí, juntos...

— Bien, así como juntos, juntitos, no estamos.

Heeseung le sonrió divertido, amando tal descaro en Sunoo. Lo abrazó pegando sus cuerpos.

— ¿Así?

— No me refería a ese tipo de "juntos" pero lo aceptaré.

Heeseung captó la indirecta y besó tiernamente sus labios.

— Sunoo. Hace un mes que nos conocemos de verdad, es impresionante lo que haz hecho conmigo.
No soy de sentimientos precipitados, pero puedo tener el atrevimiento de decirte que te amo y soy inmensamente feliz contigo a mi lado.

— Heeseung, yo me siento igual. Quiero que lo nuestro vaya mucho más allá de una amistad, que demos lo mejor de nosotros para que funcione, hacerlo funcionar, no me imagino un solo día sin tu amor, Hee.

— Entonces, ¿Qué dices? ¿Quieres que seamos novios?

Sunoo agrandó su sonrisa y se paró de puntillas para besar nuevamente a Heeseung.

— Por supuesto que sí, amor mío.

Nuevamente, juntaron sus labios, afirmando su amor. Al separarse, Heeseung besó la frente de su ahora novio.

— Me di cuenta de algo, príncipe.

— Dime.

Yo me enamoré primero, Sunoo.

Pensativo, le contestó: — Si.. Pero yo me enamoré más.

— Digamos que existe un equilibrio. — jugó.

— Bien, lo acepto. — rieron juntos — Heeseung, ¿Te molestaría demostrarme cuánto me amas? Porque estoy dispuesto a demostrar cuánto te amo... El resto de mi vida.

Yo me enamoré primero || ENHYPENOnde histórias criam vida. Descubra agora