Cap. 48 Estando en coma

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Arthur Kuznetsov. (74)

Marzo de 1987.

Moscú, Rusia

Aun lo recuerdo como si hubiera sido ayer, aunque a veces se mezclan algunos recuerdos son tan claros como el día que los viví. Estábamos en la feria que se hacia cada primavera para celebrar la estación y además la inauguración de el nuevo centro de artes y ciencias que quedaba cerca. Eran muy pocas las veces que salíamos en familia a pasear y divertirnos, así que mi emoción y entusiasmo equivalían a una subida de azúcar.

Estaba sobre mis puntillas apoyando mis manos en las rejas de metal que nos separaban de la caravana en donde estaban desfilando las carrozas lujosas de este año. Mi padre estaba detrás mío señalando los pequeños detalles que portaban las carrozas.

Mi padre era mi admiración, trabajaba día y noche, cada semana y fin de semana, no lo veía tanto era cierto pero siempre encontraba tiempo para estar con mi hermano y yo. Físicamente me parecía a mi madre, heredé su cabello rubio y liso al igual que mi hermano menor de un año. Pero aun así prefería estar con mi padre.

El me cargó en sus hombros ya que con tanta gente para mi que tenia apenas 6 años era como ver a través de edificios. La vista era mejor más alta y veía más carrozas a lo lejos.

—¡Saluda a ese Arthur! —me dijo en alemán, el idioma que entendía mejor. Mi padre era inmigrante de Alemania pero mi madre era de aquí de Rusia, sabía manejar ambos idiomas pero el alemán lo dominaba mejor—

Le obedecí, y alce mi pequeña mano agitándola para saludar al hombre vestido de vikingo. Era hora de almorzar y decidimos comer en picnic como la mayoría de las familias lo harían. 

—¿No dijiste que te quedabas? —le preguntó mi madre a mi padre en su Ruso perfecto—

—Tengo que ir, llamaron de nuevo. —mi padre defendió, tomando su chaqueta—

—¿No puedes pasar un dia entero con tus hijos acaso? —reclamo mi madre y ya sabia lo que venía—

Mi sonrisa se desvaneció al igual que mi alegría. Tenían la mala costumbre de arruinar el momento con absurdas peleas. Literalmente llegaron al punto en que estaban parados insultándose, y no quería que el dia de la feria se arruinara. A mi hermanito tampoco le gustó la idea, mis padres estaban tan concentrados en su pelea que no se dieron cuenta cuando Mike salió caminando de allí, persiguiendo una mariposa.

Lo seguí, ya estaba bastante lejos, por más que apenas supiera caminar lo hacia bastante rápido. 

Arthur: ¡Mike, espera! —le avisé pero no meno oía por tanto ruido de la gente— ¡Mike, regresa!

El de verdad estaba interesado en esa mariposa. Pero fue tan lejos que cuando lo alcancé me di cuenta de que nos habíamos alejado de nuestros padres.

Arthur: ¿Mamá? ¿Papá? —los llamé mientras trataba de ver entre la gente— ¡Mama! ¡Papa!

Nada. No los veía, nos habíamos alejado entre la gente. Con las fuerza que un niño de 6 años podía tener en ese momento, cargué a mi hermano, pesaba, lo recuerdo, ni siquiera podía cargarlo cómodamente. Recordé las palabras que mi abuela me dijo antes de venir.

«Si llegas a perderte recuerda buscar a un oficial que te ayude a encontrar a tus padres»

Arthur: Disculpe señor —llamé la atención de uno, el primero que vi, tenia el uniforme de la guardia pero... Algo en el inspiraba que era lo contrario y fue después que entendí el por qué. Él se giró— N-no encuentro a mis padres...

Los jóvenes HargreevesWhere stories live. Discover now