Cap. 53 Lo que se esconde detrás de las puertas

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A la mañana siguiente de la fiesta de Luca, Rose se había despertado un poco mas tarde de lo usual, había vuelto a tener pesadillas y parecía que las píldoras estaban de adorno. Ella odiaba tomarlas, para algunos —como Klaus— esto lo veían como algo necesario, la ultima opción, como un viaje de relajación astral, pero Rose no lo veía así. Tomar esos medicamentos la volvían inútil, y lo menos que quería era estar con la defensa baja.

—¡Buenoos Diaaas! —entró Klaus como si fuera su propia habitación y se lanzó a la cama de Rose—

Rose: Toca antes de entrar Klaus —le recordó sentada en su escritorio tomándose la última píldora—

Klaus: Cierto, perdón, mi error. —se colocó boca abajo sobre la cama— ¿Cómo te terminó de ir anoche?

Rose: Bien, cenamos y luego el padre de Luca me trajo hasta acá. ¿Y tu?

Klaus: Los chicos de la banda son ¡super cools! Tocaron música alta pasando por la academia, —el rio— y gritaron "Reginald el imbécil" ¡fue lo mejor!

Rose: —sonrió— cool. —se levantó y fue a su closet y lo abrió, Klaus desde la cama vio el último invento que había hecho ella—

Klaus: Uhhh ese es el hacedor de humo ¿no?

Rose: Se llama batería de tormentas eléctricas, Klaus —sacó el saco que le tocaba ese día—

Klaus: ¿Cuándo volverás a hacer un invento? Hace mucho que no haces uno.

Rose miró la batería de rayos, mientras que a su mente le llegaba la idea de que por culpa de ese invento que ella hizo fue que Cinco ya no estaba mas ahí.

Rose: Es porque no tengo pensado hacer mas. —dijo con la misma seriedad de la anoche anterior y cerró el closet—

Klaus: ¡¿Que?! ¡¿Por que?! —se sentó en la cama frunciendo el ceño—

Rose: Dejaré los inventos... —se colocó el saco—

Klaus: Mira si es porque papá te lo dijo no deberías dejarlo ¡eres grandiosa en eso!. Un genio hermanita, ni siquiera Mozart hacía inventos tan geniales.

Rose: —Hizo una mueca de confusión— el que hacía inventos era Leonardo Da Vinci.

Klaus: ¡Es el mismo! el punto es que no puedes dejarlos "R". Y menos porque te lo diga papá.

Rose: Siempre dice que son peligrosos, tal vez tuvo razón. —se sentó en la cama junto a Klaus—

Klaus: Pff por favor, a nadie en ésta casa le han hecho daño tus inventos.

Rose no dijo nada, no quería decide a Klaus que tan vez por su invento Cinco saltó en el tiempo. Klaus se levantó de la cama y fue al escritorio de Rose para tomar la libreta que utilizaba para los planos de sus inventos. Se colocó justo frente a ella.

Klaus: Vuelve a crear. —le dijo con dulzura—

Rose: No. —contestó en seco—

Klaus: Se que amas crear, pareces una niña en juguetería cada vez que nos muestras un invento. Vuelve a hacerlo.

Rose miró la libreta por un momento, extrañaba hacer inventos, se sentía tan asombrosa cuando podía crear algo con sus propias manos, en vez de destruir, podía hacer cosas que parecían imposibles. Pero aun así seguía creyendo firmemente en que Cinco se había ido por esos inventos. Antes de que pudiera contestar sonó la campana del desayuno.

Rose: Vamos a comer mejor —se levantó—

Klaus: Al menos promete que lo pensaras. Enserio si amas hacer algo por lo que sea no deberías dejarlo.

Los jóvenes HargreevesWhere stories live. Discover now