Trece

5.4K 136 11
                                    

MI PADRE no quería oír hablar de que me levantara al día siguiente.

-Sería una locura-protestó-. ¿Has visto cómo está la mañana?

-Aborchornada. Hará calor.

-Está nublado. Hace frío. No, Gabriel, es un disparate. 

-Es que, papá....

-Mira-ofreció-: si quieres, llamo por teléfono a la hostería de Castuera e invito a Gracia y a Morán a almorzar con nosotros.

-No es posible.

-¿Porqué? Si lo invito a los dos...

-El general no querrá.

-¿Porqué no?

-Porque no. Porque le ha prohibido que me vea. Gracia se habpia comprometido con un teniente, un tal Max Carrasco, y su padre insiste en que siga con él.

Se quedó pensativo.

-Eso es grave, tratándose de Morán.

-Sí.

-Me temo que no lograrán disuadirlo, si se le ha metido entre ceja y ceja. 

-Eso es lo que supone Gracia.

Volvió a callar.

-Escucha-habló al fin-. No pretendo pedirte que me expliques ni me cuentes nada. Ya hemos conversado bastante sobre aquello de tu vida privada y de tu libertad. Ten por seguro, sin embargo, que en todo momento estaré contigo. Con ustedes. Abierto, dispuesto a ayudarles. No te digo que me pidas consejos. No sé, siquiera, si sabría dártelo. Pero si llegas a sentir que lo necesitas, no vaciles. Trataré de comprenderte, y creo que lo conseguiré. 

-Eso no lo dudo

-Nos parecemos en un defecto: los dos vivimos en las nubes, aunque yo tengo la ventaja de la experiencia, que siempre sirve. En fin: ve tú. Si hay que hablar con Morán, también puedes contar conmigo. 

-Gracia considera que sería inutil.

-Es muy probable. Tú verás. En cualquier caso, te insisto, dispón de mí. No te pregunto nada. Reflexiona, convérsalo con ella y resuelvan. Sé que no harás una locura.

-Gracias, papá.

Me miró y, como su pesar:

-Me había hecho ya la idea de que ella fuera tu mujer-murmuró-. Parece tan lógico-hizo una pausa. Luego-: No debería decírtelo. No debería darte alas, porque a lo mejor vas a sufrir una...

-¿Crees que hace falta darme alas?

-No, me imagino-sonrió-. Prométeme que serás prudente, que te cuidarás. 

-¿De qué?

-Del frío, del viento, qué sé yo..... Porque supongo que sería en vano tratar de impedir que te levantes. 

-Gracias, papá. 

-Me voy a trabajar. ¿Volverás temprano? 

-Sí. Antes de las seis estaré en cama. 

-No vendrás a almorzar. 

-No. Perdóname. Te he dejado tanto tiempo solo ahora último. Estas vacaciones..

-Estas vacaciones son tuyas. Tu vida es tuya. Lo demás son tonterías. Es absurdo vivir hacias atrás, hacia los antepasados, porque eso sería, en el fondo, desvivir. 

Traté de agradecerle de nuevo, y no pude. Se dio vuelta, salió. Escuché sus pasos, luego, recorriendo el pasillo hacia la calle, y después yéndose, lentos, hasta desaparecer.

Gracia y el Forastero(Libro completo)Where stories live. Discover now