DOCE

466 93 2
                                    

🧁


Si le preguntarán por qué perseguía a Nanami en dirección a un sitio desconocido, un miércoles por la tarde, en lugar de buscar un club al cual unirse, respondería diciendo que, de hecho, ya había elegido uno, y que era su presidente al que estaba siguiendo. Además, acompañar a su amigo era más entretenido que cualquier otra cosa que pudiera hacer en casa que todavía no tenía servicio de internet.

Si bien, lo anterior no era una mentira, tampoco era toda la verdad, sobre porque lo acechaba. Había tres razones por las que entró en esa panadería doce días atrás, la primera: se peleó con su padre durante una reunión, estuvo tan cabreado a la hora de la cena, que se negó a comer algo, por lo que se estaba muriendo de hambre.

La segunda era que, antes de ir a esa reunión, había pasado una semana sin salir de casa y se estaba poniendo un poco loco por la falta de contacto humano. No era como si Kaede y Taro no fueran humanos (porque su padre no lo era), pero no quería que sus historias de la juventud se acabaran demasiado pronto y después no pudieran charlar de nada más.

La tercera, y la de mayor importancia: Nanami atrajo su atención más temprano ese día. Satoru iba camino a la parada del autobús, cuando pasó por el frente de la panadería. Adentro, su ahora amigo, acomodaba el primer lote de pan de la mañana en sus charolas. Pudo haber sido su cabello rubio, junto a sus rasgos afilados que prometían a un adulto demasiado atractivo para este mundo; tal vez fue la sonrisa en su rostro mientras realizaba sus tareas del negocio; o quizás se trataba del reto en la mirada juzgadora y desdeñosa que le lanzó, apenas puso un pie en el local.

Satoru todavía no lo sabía, pero planeaba averiguarlo.

Nanami se detuvo de repente y Satoru, que además de estar sumido en sus pensamientos, no estaba haciendo esfuerzo de esconderse, se estrelló con él.

—¿Por qué me estás siguiendo?

—¿Por qué? —Satoru parpadeó varias veces, él era más alto que Nanami, pero cuando el otro lo miraba tan serio (y enfadado) se sentía un poquito intimidado—. Bueno, la verdad es que no tenía nada mejor que hacer hoy.

Nanami resopló, provocando que su flequillo se sacudiera, luego continuo su camino, Satoru no lo pensó dos veces antes de seguirlo.

—¿A dónde vamos? —le preguntó.

—Yo no sé a dónde irás tú—dijo Nanami—. Yo tengo una cita.

Satoru soltó una carcajada, creyendo que era una broma, pero cuando el rubio levantó una ceja como preguntándole de qué se reía, algo en él se desinfló, sus pies echaron raíces justo en dónde estaba y dejó que Nanami siguiera su camino solo.

❄️❄️❄️

Falling for U #1: Días de Enero [NanaGo] [Jujutsu Kaisen]Where stories live. Discover now