QUINCE

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Kento estaba teniendo un buen día.

Le tocó el turno matutino en la panadería, su madre descansaba en casa, por lo que no tuvo que preocuparse por si llegó bien al trabajo, ni tampoco levantarse demasiado temprano bajo el clima helado; la señora Chimaki, la mamá de Yu, le había invitado de su café especial, además de un delicioso emparedado con pan recién salido del horno.

Sin embargo, cuando el tipo calvo y feo del día anterior salió de un lujoso auto, Kento supo que, en adelante, la tarde solo podría empeorar.

De forma instintiva, se metió debajo el mostrador y busco su celular en el bolsillo de sus jeans, escuchó la puerta, cerrarse con una lentitud intimidante y al hombre preguntar si había alguien. Esperaba que se fuera, pero cuando pasaron los minutos y no lo hizo, maldijo entre dientes.

[14/1 11:35 a. m.]nyanami: ¿por qué el chófer de tu padre está en mi panadería?

[14/1 11:35 a. m.] S: el señor Gojo decidió que nuestro gran escape de ayer fue inaceptable

[14/1 11:36 a. m.] S: Los quiere conocer

[14/1 11:36 a. m.] S: A ti y a Choso

[14/1 11:36 a. m. ] S: Para bien o para mal, Yu no estaba con nosotros ayer

[14/1 11:48 a. m.] S: Nanamin?

[14/1 12:00 a. m.] S: (ᗒᗣᗕ) 。・゚゚*(>д<)*゚゚・。

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Kento llevaba más de media hora sentado frente al señor Gojo, que no lo miró ni una sola vez, ni tan siquiera para saludarlo. Tampoco habló, o al menos no a él, ya que su chófer y quiénes creyó que eran los abuelos de Satoru, habían mantenido breves conversaciones con él.

—No hay manera de que traigas a Choso a este lugar —se quejó Satoru—. A diferencia de otros, él sí trabaja.

—Quizás tú deberías conseguir un trabajo, Satoru, en lugar de robarle a otros.

Kento evitó mirar a cualquiera de los dos, con la esperanza de que se olvidaran de que estaba ahí, después de todo, la última cosa que quería en su vida, era tener que lidiar con un drama familiar ajeno. Sin embargo, su plan falló de forma miserable, ya que Satoru no respondió nada más y entonces el señor Gojo lo miró a él.

—La panadería en la que trabajas, ¿es de tu familia, Nanami?

—No, señor. Pertenece a los Haibara, han sido amigos de mi madre desde la universidad, si no mal recuerdo.

—¿Y ella a qué se dedica?

—Es recepcionista en las oficinas bancarias de Otaru.

—Ya veo. —El señor Gojo estaba sonriendo, a Kento le dio miedo intentar averiguar por qué—. Espero que Satoru no te esté dando problemas.

—Para nada, señor —dijo Kento negando con la cabeza—. Nos conocimos a comienzos de mes, pero Satoru sólo ha sido agradable.

El señor Gojo se rio, sorprendiendo a Kento y también a Satoru.

—¿Cuánto te pagó para que dijeras eso Nanami? ¿O es que acaso ya están saliendo?

—¡Padre!

—Lo has hecho antes, Satoru —dijo el hombre—. Sólo me aseguro de hacer las preguntas correctas esta vez.

Vio a Satoru levantarse e irse de la sala, azotando las puertas shoji como si deseara destrozarlas, en otro momento, Kento habría dudado si debía moverse, en cambio, esta vez no dudo en seguirlo.

🥐🥐🥐

—Kaede me dijo que estabas aquí —dijo. Satoru, en lugar de responder, escondió su rostro entre sus rodillas.

Kento contuvo un suspiro, en su lugar dejó en el suelo junto a Satoru una taza de chocolate, para tener las manos libres y poder cubrirlo con la manta que le habían dado, ya que el muy idiota había decidido salir al jardín sin nada encima más que una camiseta de manga larga.

Satoru no dijo nada al principio, pero luego levantó la cara y tomó la taza de chocolate. Kento se dio cuenta de que había estado llorando, también, que era la segunda vez que lo veía de esa manera.

—No tenías que mentirle —dijo al fin—. No te habría cuestionado si le dijeras que soy un maldito dolor en el trasero.

—No mentí...

—Por favor, Nanami, ambos sabemos que no te caigo bien.

—Tal vez, pero eso tiene más que ver con mis prejuicios que con lo que haces.

Satoru bufó, como si no se creyera una sola palabra de lo que Kento le decía.

—Siento si te metí en problemas con tu padre —agregó.

—No es tu culpa, él me odia solo por existir.

—Bueno, tenemos eso en común, Satoru, mi padre también me odia —se quejó.

Ambos se miraron por un momento, aturdidos por la sinceridad de la confesión, luego Satoru se levantó, como si el chocolate y la nueva complicidad entre ellos le hubiera dado nuevas fuerzas.

—Vamos, Kento. Hay que volver con mi padre antes de que decida ir a hacerle la vida miserable a Choso.

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Falling for U #1: Días de Enero [NanaGo] [Jujutsu Kaisen]Where stories live. Discover now