VEINTE

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Satoru necesitaba respuestas a todas las preguntas que rondaban en su mente y la única forma de obtenerlas era preguntándole a los involucrados.

El problema de tener que preguntar era que, por un lado, Nanami estaba enfadado con él y por el otro, no creía agradarle a Choso (al menos no después de que lo encontrara sacándole el abrigo en la entrada de la escuela), además de que parecía ser bastante reservado.

Con ellos dos fuera, sólo quedaba Yu, quien era tan leal a su mejor amigo que le resultaría muy difícil conseguir sacarle información lo bastante jugosa como para saciar su creciente hambre de chisme.

Sin embargo, gracias a la ayuda de un dios benevolente, la oportunidad que esperaba, se presentó durante el almuerzo. En un día normal, Satoru se les unía a esa hora con tal de no pasar ese tiempo solo, pero esa mañana Nanami había desaparecido y Choso estaba dormido en un pequeño rincón del salón, en donde el sol lo mantenía caliente, por lo que sólo quedaban Yu y él.

—Si te pregunto algo, ¿juras decir la verdad y nada más que la verdad?

Yu lo miró un momento, con la duda y la desconfianza reflejada en todo su expresivo rostro.

—Puedo intentarlo —accedió. Satoru decidió que tenía que conformarse con eso o de lo contrario jamás sabría en qué clase de crucero del amor se estaba metiendo.

—¿Desde cuándo están juntos Nanami y Choso?

—No lo están —dijo Haibara negando con la cabeza, de forma tan violenta que pudo haberse lastimado.

—¿Entonces por qué lo insinuaste?

—Porque yo también he escuchado los rumores.

—Yu —dijo con seriedad con tal de atraer su atención—. Los vi besándose el otro día.

Por un momento, pareció que Yu diría algo, pero al final no encontró las palabras adecuadas y terminó llenándose la boca con un onigiri. Satoru decidió esperar a que el otro pusiera en orden sus pensamientos y mientras tanto se concentró en comer el bollo relleno que había estado guardando desde la noche anterior, que ya se moría por probar.

Yu se removió en su asiento, parecía listo para confesar lo que sabía, para su mala suerte, justo cuando Satoru creyó que lo tenía en la bolsa, Choso se despertó y se dejó caer en la silla que Nanami solía ocupar. No dijo nada, pero si las miradas mataran, bueno, él sería la persona más reciente en la larga lista de personas que alguna vez le habrían apuntado con los ojos.

🥐🥐🥐

—Sobre lo que hablamos en el almuerzo, Satoru —dijo Yu, esa misma noche, cuando fue a la panadería a comprar lo de siempre—. Si en verdad los viste...

—Lo hice Yu, créelo.

—Lo hago —admitió Yu—. Pero pienso que no están saliendo. Si fuera así, yo lo sabría.

Satoru tenía sus dudas al respecto, pero no quiso ser malo con Yu.

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Falling for U #1: Días de Enero [NanaGo] [Jujutsu Kaisen]Where stories live. Discover now