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Se supone que deberían intercambiar anécdotas, disfrutar entre ellos, sabiendo que nada será lo mismo una vez la mañana llegue.

Sentados en el muro, mirando el mar, sintiendo que el supuesto relajante sonido de las olas, solo carcome entre ellos el silencio, obviando que era un momento crítico en esa relación, esa pequeña línea entre la amistad y el amor, un paso en falso,  terminarán cayendo al abismo.

La cuerda ya se había roto, ambos terminaron en orillas contrarias mirando el vacío, deseando haber caído juntos, no mirarse el uno al otro desde su posición.

El cielo esclareció, lentamente dando paso a la mañana, todo era gris, una monocromática deprimente, parecía que dentro de poco iba a llover.

Un quedado "volvamos" lleno el vacío entre ambos, ninguno se había visto a la cara en todo ese tiempo, 3 horas y tantos minutos, sin dirigirse la palabra el uno al otro, sumidos en su memorias notando que esa felicidad poco a poco se hacía lejana.

Draken subió a su moto, encendiendolo, no apartó su mirada del alba, del momento, ese finiquitado momento, que traza una muerte a lo que fueron y serán desde el día específico.

Hoy.

Conduce lento surcando las poca gente que comienza su día a día, era viernes y se sentía como un lunes. Desde hoy para Draken los viernes serán su propio día, se volverá su lunes personal.

¿En qué momento llego a la residencia Sano? Por qué se ve como un fotograma la forma en la que se aleja Mikey de él. Extendió su mano para detenerla, haciendo que voltee en su dirección y lo mire a los ojos.

—¿Puedo besarte?

—Si....

No sé perdió el tiempo la jalo cerca de él, pasando su mano por su espalda para pegarla a su pecho. Sus ojos se miraron los unos a los otros, hablan por si dolor y eso, les duele, lo suficiente como para seguir hundiéndose en ellos.

Sintiendo que sus narices se rozan, y el aliento cálido cae sobre la boca contraria.

Sus labios chocaron al inicio fue suave, controlado, moviéndose sobre los otros marcando una danza tristemente dulce, que se volvió cruel y sádica, buscando que el contrario abra la boca mientras jalan con sus dientes la parte inferior.
Ken se regordea entre los jadeos y pequeños gemidos, memorizando, como un elixir al cual recurrir, una droga por la que volverse dependiente.

Su lengua ya estaba con su tan conocida compañera desatando esa batalla mortal por el dominio, ninguno se rinde, siguen así hasta que la saliva se desborda de la boca de ambos.

Tan necesitados del otro, deseando fundirse, ser parte de la escencia que se vuelva inolvidable ante ambos, algo que los recuerde mutuamente para siempre, en cada momento, que este colado, quemado y arraigado en la mente del contrario haciendo imposible que se deshaga de este momento.

Por qué ninguno se sentirá como ese, por qué nadie los hará sentir, así, con ese beso.

—Te amo

Susurro sobre los labios contrarios, con los ojos cerrados rememorando como cada poro de su piel se estremece.

—Me tengo que ir.....

Se separó, dejando que las manos grande del alto se deslizaran en su rostro como una dulce caricia de despedida, fue tan dulce, como cruel.

Dió una vuelta encontrá de todo lo que gritaba su corazón, aunque su cuerpo solo quería llevarlo a la calidez de Ryuunguji, a sus brazos a sus cruel pero destructivas caricias. Se adentro a la ventana, sin mirar a tras o se acobardara.

Poco después la moto había salido expedida del lugar, al momento de que el sonido se volvió lejano, la lluvia empezó a caer.

Era cálida, como una despedida. Una lluvia cálida en el frío otoño ilógico, irónico poco creíble pero, esta sucediendo justo ahora cuando Draken ya no está más ahí.

ken era ecuánime, Manjiro impaciente, eran opuestos, estaba claro que no funcionaría entre ambos.

(...)

La reunión en la Toma fue larga, tediosa pero, era necesario si su sueño sube más y más peldaños a hacerse realidad. El intercambio de palabras fue justo, normal, natural, actuando de la misma manera de siempre, siendo los mejores amigos.

Ante los ojos de los capitanes no era así, eran buenos actuando pero, había algo que los podía delatar, era el contacto físico, hasta hace poco draken había empezado a ser de receptor a dador, Mikey solo disfrutaba de ser el receptor de pequeñas caricias delicadas. Ahora solo habían intercambio de palabras a pasos de distancia, miradas leves, sonrisas falsas.

Era tenso entre ambos rubios, se siente más de lo que se ve. No amenaza a la Tokyo Manji Kai, solo a la vida personal de sus líderes.

El gentío se disperso las chacharas terminaron, se quedaron entre ellos los 9 integrantes principales.

—¿Tienen algo nuevo, chicos?

—Nah, solo preguntas.

—Me tengo que ir, me necesitan en el taller — informo haciendo una señal de disculpa con su mano, riéndose ante las miradas molestas.—Te encargó cualquier cosa, Taka

—¡¿por que lo dejas a cargo a él? Soy el líder de la primera división se supone que deberías dejarme a cargo a mi!

—¿y ver el santuario incendiado? En tus sueños— Acoto burlándose.—Chifuyu, no dejes que Baji queme el santuario, Nahoya, no puedes golpear a nadie random, souya, sabes que hacer si sucede, Kazutora, deja ese fierro o se lo diré a takemichi, pa y pe, dejen las apuestas....— se detuvo antes de dirigirse a alguien en específico.—No te olvides que tienes que dar clase en el Dojo, Mikey— se alejó, no la miro y siguió de largo. Subiéndose a su moto para ir a su trabajo.

—¿Que sucede entre Draken y tú Mikey?

El azabache miro a su líder, esperando una respuesta la cual la ceniza estaba comiendo un Dorayaki, mientras se hace oídos sordos.

—Nada, Ken-chin termino con Emma eso es todo

Takashi Mitsuya puede ser miope pero, no tonto, conoce la forma descarada en la que Mikey miente, le daría una visita a Draken, quiera o no.

No le importa que su dragón gemelo se moleste con su amistad metiche, el estará ahí para aconsejarlo en contra de su voluntad es lo que un buen amigo hace.

Es lo que él hace.

APPETENCE •°Drakey°• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora