Capítulo 35

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Hope tiene una bonita bañera. Es una de esas que se sostienen solas sobre cuatro patitas; un color verde manchado, pero a la moda, no a la manera antigua y mohosa. Teniendo en cuenta la preferencia de Hope por los baños, a Josie no le sorprende encontrar una serie de sales para elegir. Se echa una mezcla: lavanda, manzanilla, eucalipto... olores abrumadores que exigen la atención de sus sentidos, disminuyendo así la actividad de su cerebro. Mientras corre el agua caliente, se desnuda y se mira en el espejo que se va nublando, sonriendo ante las marcas de amor que Hope ha dejado en su pecho y en su garganta.

Antes de entrar, abre la pequeña ventana que se encuentra en el rincón más alejado, y una ráfaga de aire helado pero aliviado golpea sus mejillas ya sonrosadas. Es agradable. Todavía hay un mundo ahí fuera, incluso si Freya la tiene atrapada como un monstruo común.

Se sumerge en el agua y suspira para aliviar un cierto dolor en su cuerpo. Se pasa una pastilla de jabón por el pecho, cuyo tacto hace que su mente divague.

—Solía pensar en esto, sabes —Hope susurra contra su piel.

—¿Hm? —Josie está demasiado distraída por el roce de sus labios para concentrarse.

—A mí… —Hope continúa—. Tocándote. —Es cálida encima de ella, y Josie no puede imaginarse nada que ocurra en otro lugar y fuera de este momento.

—¿Ah, sí? —Ella exhala, excitada por la idea—. ¿Cuándo?

—Todos los días. Todo el tiempo. —Hope le dice las palabras al oído, y es erótico que lo comparta con ella y sólo con ella, que nadie más pueda ver esta faceta de Hope, que conozca estos secretos. Hope recorre el lóbulo de su oreja con la lengua y un violento escalofrío recorre el cuerpo de Josie—. Cuando me enteré de lo tuyo con Jed, Dios... sinceramente quise matarlo. —Su voz es grave. Josie mete los dedos bajo la barbilla de Hope, girando su cabeza para mirarla. Por el ardor de sus ojos, Josie puede decir que no está exagerando.

—¿Lo harías?

Hope levanta una ceja.

—Matar. —Josie traga, obligándose a sostener la mirada de Hope—. ¿Si me tocaba de nuevo? ¿Si amenazaba lo que teníamos?

Hope mira hacia otro lado, un cierto matiz de conflicto descendiendo en su rostro.

—Me gustaría pensar que tengo más control que eso, pero a veces… —Se mantiene por encima de Josie, con los ojos recorriendo su rostro—. A veces mi conciencia me abandona cuando se trata de ti. No puedo negar eso

Josie pasa sus manos por el cuello de Hope, sintiendo su pulso, la forma en que salta por ella. Se maravilla de tener tal efecto en una chica tan asombrosamente poderosa.

—¿Crees que… —Empieza, pero Hope se adelanta y la besa, y es húmedo y un poco desordenado, hasta el punto en que, cuando Josie la empuja hacia atrás (sólo un centímetro) para que pueda respirar, hay un hilo de saliva que aún se conecta entre sus labios. Josie suelta una risita y las mejillas de Hope se sonrojan.

—Lo siento. —Murmura tímidamente—. Nunca me había sentido así con nadie. No quiero asfixiarte.

El corazón de Josie se aprieta, porque ella también quiere perderse, quiere meterse dentro de Hope y no salir nunca, pero le corroe la culpa de que Hope no sepa a quién está amando. Y es esa culpa la que intenta aliviar desesperadamente. Tira de Hope hacia abajo hasta que sus cuerpos están completamente alineados y la besa con fuerza, enredando los dedos en su pelo y deslizando su lengua contra la de ella.

—Está bien —Sonríe burlonamente cuando se separan ligeramente, con los labios aún rozándose—. Asfíxiame. De todos modos, no necesito respirar.

El Arte De PerderWhere stories live. Discover now