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¡Esta historia no está corregida!
Y espero de verdad que les guste </3

Capítulo uno.

Miel Ortíz.

Despierto por la alarma de mi celular, me siento en mi cama y veo la hora. Las siete y media, perfecto. No me gusta pasarme ni atrasarme en la hora que me despierto, si suena un poco obsesivo, pero me gusta tener mi vida en orden.

Me paro de la cama y voy al baño a ducharme, cuando salgo me visto rápido y me pongo mi Apple Watch que está sincronizado con mi celular y espero a que suene la siguiente alarma para empezar a arreglarme. Cuadro lo hace me cepillo el cabello y lo seco con el secador, contemplo un segundo mi cabello pelirrojo.

Lo tengo igual que el de mi madre, solo que mis ojos son como los de mi padre, color miel.

Cuando termino de arreglarme veo mi reloj la siguiente alarma para comenzar a preparar el desayuno para mí y mis padres.

Salgo corriendo del baño y bajo las escaleras y camino hacia la cocina, cuando llego saco las cosas del refrigerador y comienzo a preparar el desayuno de mis padres, cuando está listo tomo el mío y lo guardo en mi mochila que siempre dejo en el sofá que está a un lado de la ventana. Sé que suena raro, pero si no está ahí me pongo nervioso.

Antes de salir espero a mi madre en la escalera para despedirme. Veo la hora en mi reloj impaciente, si suena la alarma tendré que irme sin poder despedirme de ella, y eso la verdad es que me incomoda bastante, luego tengo que llamarla para desearle un buen día. Y eso no es lo ideal.

Escucho unos pasos y me paro emocionada.

Veo a mi madre bajar con su bata bostezando, su cabello rojizo esta tomado en una coleta y sus ojos verdes se ven cansados.

- Buenos días, Miel. – me dice y le sonrió.

- Buenos días, mamá. Te hice el desayuno, está en la mesa de la cocina. – dije caminó hacia la puerta. – Ya me voy al instituto, mi padre debe de estar en camino.

Mi papá, Manuel Ortiz, suele tener muchos turnos de noche, entonces ahora debe de estar en camino para poder descansar. Prefiero mil veces que trabaje de dia, solo porque tiene un pésimo horario de sueño y eso le hace muy mal a su salid.

En cambio mi mamá, María Davis, trabaja en una tienda del centro comercial entregando tarjetas de crédito. Desde las ocho de la manada a las nueve de la noche, y se demora veinte minutos en llegar a casa después del trabajo.

Como se nota tengo una ligera obsesión con los horarios, la hora y el orden.

- Espero que te vaya muy bien en tu examen de literatura. – me dice mi mami con una taza de café, mientras miro mi reloj y suena la alarma, la apago con rapidez y miro a mi mamá.

- Ya me voy. – le sonrió. – Gracias por darme ánimos, te amo. – abro la puerta y corro hacia mi bici.

Antes de subir recibo una llamada y contesto mientras me pongo los audifonos de bluetooth.

- ¿Sí? – pregunto poniéndome el casco de mi bici.

- Miel ¿ya estás de camino? – escucho la voz de Sarah, mi mejor amiga desde que tengo ocho años.

- Sí, ya estoy en camino. – dije pedaleando con tranquilidad al ver la hora. – Llegare a las ocho.

- Okey te espero, tengo que contarte algo. – me dice y cuelga.

Pedaleo con mayor velocidad mientras tatareo Seve Your de The Weeknd con Ariana Grande. Una de mis canciones favoritas si me preguntan.

Cuando llego al instituto me bajo de mi bicicleta y la dejo estacionada mientras le pongo el candado en donde se ponen las bicis, en estos momentos no me acuerdo del nombre. Y eso me irrita un poco, pero como sea solo entro y voy directo a mi casillero, cuando lo abro saco mis libros que necesitane hoy, mi libreta en donde organizo mi día y mi muñequera.

Lágrimas de miel. #1Where stories live. Discover now