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Capitulo final.

Miel Ortíz.

- Me dijo que no me metiera. – me senté donde antes, Kevin me mira. - ¿Qué no me meta en qué? Por qué siento que esto es importante y que tengo que preocuparme.

- Es una lástima que te haya dicho eso... - bebe de su vaso.

Se nota que Kevin esta igual de amargado que yo, mientras todos se divierten en la fiesta, bailan, beben y ríen. Lukas, Kevin y yo estamos mal de alguna manera. Aunque todavía me cuenta creer que Kevin está mal por Lukas.

- ¿Por qué no le insiste? – me dice y lo mira.

- Porque no quiero entrometerme, si él me dice que no lo haga voy a respetar su decisión.

- ¿No crees que este es el peor momento para que respetes esa decisión? – no entiendo a qué quiere llegar.

- Kevin por qué no me dices de una vez lo que quieres que haga. – me acomodo y lo miro mejor, me concentro en el azul de sus ojos que son como los de Lukas. – Solo dímelo de una vez.

- No puedo decírtelo. – nos miramos serios. – Me encantaría decírtelo para que lo ayudes y ya, lo único que te diré que el aniversario de su padre se acerca y es una de las razones por las que está mal.

- Pero hoy en la mañana estaba bien...

- Porque estabas tú presente, ahora con la pequeña discusión de mi padre... le afecto un poco.

- ¿Entonces cuando yo estoy moderado con todo en general?

- Sí.

- ¿Por qué?

- Porque te quiere, te aprecia, porque está enamorado... - Dijo de una manera que se vio muy obvio.

- No sé qué decirte... - Dije confundida. – La verdad es que no entiendo nada, yo sé muy pocas cosas del pasado de Lukas.

Siento que la clave para entender porque Lukas esta así es saber el pasado de Lukas, entender lo que le paso.

*****

A pasado un mes desde que hable eso con Kevin. Y desde la boda Lukas ha estado muy raro, de verdad me duele verlo así, comenzó a fumar como antes, hay días en donde lo veo con los ojos dilatados y sé que se medió algo más que la marihuana. Apenas me habla, me evita todo el tiempo, no responde mis mensajes ni mis llamadas.

De verdad que estoy muy preocupada por él, no entiendo lo que le pasa y tampoco me quiere decir nada, me sigue diciendo que no me meta, que no tiene nada que ver conmigo pero es imposible que no me preocupe, me duele verlo de esa manera. De verdad quiero ayudar.

Le comentó a Sarah la actitud de Lukas y ella le pidió a Henry que hablara un poco con él, pero no se debe a nada. Lukas se alejó de ellos también. Ahora por primera vez en este mes que quiere hablar conmigo de una manera muy seria.

Entonces nos encontramos en los columpios de un parque y desde que llegamos no me ha hablado, llevamos aquí veinte minutos en donde solo hemos visto como el sol baja cada vez más. Está muy pálido, delgado y tiene los ojos rojos ahora. No puedo saber si es por fumar o porque ha estado llorando.

Abecés pienso que es porque se mudó de casa con su padrastro y con Kevin, pero no puede ser eso, es imposible... Lukas jamás cambiaría de esa manera por algo tan tonto. Además asumió que iba a vivir con ellos.

Suspiro.

- ¿Qué hacemos aquí Lukas? – le pregunto por fin. - ¿Me quiere explicar que te ha pasado este mes? Apenas me hablas, ya ni me miras a los ojos... ¿qué es lo que te pasa?

No me responde, solo mira el cielo mientras esta fumando. Abecés me estresa un poco que no hable, que no quiera comunicarse conmigo para poder ayudar.

¿Han tenido esa sensación de perdida? Cuando sientes que la persona que amas se está muriendo de una manera figurada y no puedes hacer nada para ayudar, cuando lo intentas pero parece que nada quiere funcionar. Eso es lo que yo siento ahora, Lukas se está desvaneciendo lentamente frente a mí y yo no hago nada para evitarlo, hay días en donde pienso llamar a su madre y hablarle para que ella si me pueda decir lo que le pasa a Lukas, sé que ella debe de saber algo.

Pero como no he ido a la casa de Lukas no puedo preguntarle, también pensé en hablar con Kevin y obligarlo a que me diga, porque es obvio que sabe algo. O simplemente hablar con Eduardo, estoy seguro que él también sabe algo.

Ya no puedo más, me paro y camino dispuesto a irme, si él no quiere ser ayudado yo no pienso hacer nada más para intentarlo. Estoy cansada de que Lukas se comporte como un niño de cinco años.

- Miel. – me habla por fin. – No te vayas. – me detengo y escucho como sé para del columpio y camina hacia donde estoy.

- ¿Me dirás por fin lo que tienes?

- Quiero que terminemos.

En ese momento sentí como el mundo se me vino abajo, nunca me espere que esas parábolas salieran de Lukas.

Mi corazón se empezó a acelerar y se me formo un nudo en la garganta como si me hubiera tragado una pastilla grande en seco. Comienzo a ver borroso por las lágrimas que están a punto de salir, el solo me mira pero no a los ojos, me pasa por un lado y camina con las manos en los bolsillos.

- Espera. – le dije como pude. - ¿Qué dijiste?

- Que terminamos. – me dice de espalda.

- Mírame y dímelo a los ojos. – le exijo llorando. – Dímelo a la cara. – me acerque a él.

- Miel, por favor... - lo volteo y me mira frio, sin expelieron, sin amor, como si por mi ya no sintiera nada.

- ¿Por qué?

- Porque ya no quiero estar contigo.

- Mírame a los ojos. – le dije un poco más fuerte.

Se da la vuelta y comienza a caminar.

- ¿Por qué? – le seguí preguntando. - ¡¿Por qué?! – me acerco a él. – Dime, ¡merezco saberlo! – dije ya llorando por completo.

- Porque nunca te amé, jamás te quise Miel. Solo eres una chica con la que me divierte, con la que me la pase bien. – me mira tan frio, apenas lo reconozco. – No te quiero y nunca te quise, entiéndelo de una vez.

- No te creo...

- ¿Te dije en algún momento que te amaba?

- Me decías que me querías.

- Son solo palabras Miel, no seas tan ingenua. – se acerca y me toma el mentó, me mira a los ojos por fin y son fríos, me da miedo que me mire así. – Solo jugué contigo. – me sienta y comienza a caminar.

Ciento un nudo en el estómago, las lágrimas no paran de salir, no puedo creer lo que me dijo, de la manera en la que me lo dijo, como me miro... no me lo creo, él no es Lukas, no el que yo conocí, no el Lukas del que me enamore. Siento como las piernas ya no resisten más y caigo al piso, él se detiene.

- Dime que no es verdad.

- Sí te digiera eso estaría mintiendo.

Las lágrimas corren por mis mejillas mientras lo veo caminar hacia su moto, no entiendo lo que paso, no entiendo porque me lo dijo. ¿Qué fue lo que hice? Jugo conmigo todo este tiempo... no... Lukas no haría eso.

Me paro de golpe y antes de que eche a andar su moto lo doy vuelta y tomo su cara con mis manos, nos vemos a los ojos y no dejo de ver frialdad.

- Lukas... - le dije pero me alejaba con cuidado. – Quedate conmigo, por favor no te vayas... - le suplique.

Lágrimas de miel. #1Where stories live. Discover now