009

27 2 0
                                    

Capítulo nueve.

Miel Ortíz.

Salgo de clases y veo como Lukas pasa a un lado de mí, se sube a su moto y se va a toda velocidad y sin ponerse el casco, ¿y si le pasa algo? Que irresponsable.

- Miel, nos vemos mañana. – Sarah me da un beso en la mejilla. – Te quiero nena.

- Espera. – dije corriendo hacia donde ella esta. - ¿Qué te dijo el Lukas?

- Que gracias.

- ¿Solo gracias?

- Miel... deberías hablar con él, es muy mal. – me comienzo a preocupar.

- ¿Cómo mal?

- Mira, cuando lo encontré en la azotea...

- ¿Qué hacía ahí arriba? Está prohibido.

- Ya se... pero, olía a marihuana y cuando lo vi estaba muy a la orilla, por un momento pensé que se tiraría, de verdad. Lo tome de la sudadera y lo jale porque pensé que se tiraría. – nunca imagine que Lukas pudiera pensar en hacer algo así. Mis ojos se cristalizaron. – Esta mal, y creo que una amiga le haría bien.

- Ya tiene amigos.

- Al parecer amigos malos, lo busque en Instagram y sus amigos son... bueno dejan mucho que desear. Si te lo digo es porque está mal.

- De acuerdo.  – dije pensando en Lukas. – Hablare con él.

- Bueno amiga, nos vemos.

- Nos vemos.

Me subo a mi bici y pedaleo hasta llegar a la casa de Lukas, ya no me importa tener que llegar a la hora a mi casa, tengo que hablar con él. No quiero que le pase nada ni que siga haciendo cosas para dañar su salid. Me bajo y dejo la bici en una esquina camino hacia la puerta y toco el timbre.

Escucho unos pasos, espero que sea Lukas. Cuando me abren veo a la madre de Lukas, Sabrina.

- Miel... - dice sorprendida. – Que sorpresa, no pensé verte de nuevo.

- Sí... bueno ¿esta Lukas?

- No, salió.

- ¿Dónde?

- Me gustaría saberlo la verdad. – nos miramos, ella tiene los mismo ojos azules que Lukas. - ¿Son amigos de nuevo?

- Espero que lo seamos. – le sonreí.

Me doy la vuelta y subo a mi bici poniéndome el casco, cuando llego a mi casa dejo mi mochila en el mismo lugar que siempre.

Voy a la cocina y mi padre está sentado tomando un café.

- Hola papá.

- Hola hija. – me siento a su lado. - ¿Pasa algo?

- Bueno... es que tengo un amigo, que le dije cosas feas... nos distanciamos pero lo extraño de cierto modos.

- ¿Qué amigo?

- Se llama Lukas, vino a cenar cuando estaba mi madre hace unos meses.

- ¿Por qué no hablas con él? Después de todos estas arrepentida.

- De verdad lo estoy.

- Habla con él, es la única manera de resolver las cosas.

- Eso es lo que voy a hacer, mañana temprano.

Me paro y subo a mi cuarto, saco una hoja rosada de una carpeta y con un lápiz pasta de color morado comienzo a escribir una carta de disculpas.

Querido Luka...

Lágrimas de miel. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora