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Capitulo veinte.

Lukas Smith.

A la salida Miel y yo nos fuimos en mi moto, ya no se viene en bici a clases. En la mañana la voy a buscar yo y a dejar, además de que pasamos todas las tardes juntos después de clases, el otro día fuimos al cine, otras vamos a tomar un helado. Pero esta mañana no pude ir a buscarla, mi madre tuvo un problema y es una de las razones por las que llegue tarde, por eso Sarah y Henry la fueron a buscar, para no traer su bici.

Ahora por lo menos ya se le bajo lo que fumo en la mañana, fue realmente sorprendente verla gritar lo que ella quería, claro que ahora se arrepiente de haberlo gritado. Le dije que no se arrepienta de lo que ella quería, de un sueño, por supuesto que no me respondió.

Y lo del beso... sus labios haciendo contacto con los míos, escuchaba cada latido de mi corazón, mi respiración se hizo más fuerte cada vez y tengo que admitir que me excite. Ella en si me excita de cierto modo. Pero no hemos vuelto hablar del tema, ella no quiere hacerlo y yo tampoco la verdad, por alguna razón no quiero hablar del tema, pero me muero por besarla de nuevo, admito que me siento atraído físicamente hacia ella.

Cuando llegamos al local de Nacho, un viejo amigo... lo conozco desde que tengo catorce años, sé que a él puedo confiarle lo que sea, si se me ocurriera matar a alguien a Nacho seria al primero que llamaría para que me ayude a esconder el cadáver.

- ¿Estas lista? – le pregunte mientras nos bajamos de mi moto.

- Sí. – dice emocionada, está nerviosa. – Ya quiero hacerlo. – se dice viendo su muñeca en la zona de las venas, ahí es donde quiere hacérselo. A mí la verdad es que me da igual, donde ella quiera. Siempre lo que ella quiera. Mientras ella este feliz como ahora, yo soy feliz.

- Vamos. – le tome la mano.

La mano de Miel es cálida, suave, muy suave. Cada vez que la toco me dan ganas de no soltarla nunca, de no dejarla ir, de que se quede conmigo para siempre, aunque suena un poco mal. Cuando entramos nuestras manos se separan y me siento extraño como siempre cada de la dejo. Como sea llegamos a la recepción y veo a Cristina, que es su novia y trabajan juntos.

- Hola Lukas. – me dice con una sonrisa.

Cristina es una chica con los brazos todos tatuados, su cabello es de color rosado, tiene una perforación en la nariz.

- Ya me preguntaba cuando te vería de nuevo. – me dice con una sonrisa.

- Hola Cristina. – dije y ella voltea a donde Miel.

- Hola linda. – le dice Cristina y se para. - ¿Ella es tu novia? ¿Olivia verdad? – Miel se ríe.

- Yo... esa toxica, por favor. – nos miramos y se calló. – Lo siento, soy Miel.

- Un gusto Miel, soy Cristina.

- Sí... bueno, ¿Dónde está Nacho?

- Fue a buscar el almuerzo ahora, llegara en un rato.

- ¿Almuerzo a esta hora? – pregunto Miel.

- Es que tuvo un trabajo muy largo, una mujer se tatuó todo el cuerpo de aquí hasta aquí. No tuvo tiempo de almorzar. – ella apunta sus pechos hasta las pierna.

- Un gran tatuaje. – dice Miel mirando el lugar en donde nos vamos a tatuar.

- Me imagino como quedo. – me pregunte.

- Buen, ¿dónde quieres sus tatuajes? Porque al ver que viene los dos, es porque se van a hacer un tatuaje juntos.

- Sí... - dice Miel y pude notar sus mejillas rosaditas, le da vergüenza, que ternura.

Lágrimas de miel. #1Where stories live. Discover now