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Capítulo doce.

Lukas Smith.

Cuando vuelvo a casa después del centro comercial entro a mi cuarto con Olivia besándome el cuello. Nick, Ángel y Zack se fueron mucho antes, de hecho se fueron cuando perdí de vista a Miel en el centro comercial.

Olivia me dijo que podríamos divertirnos al llegar a mi casa, igual con diversión pensé en ver una película o una serie como cuando vi esa película con Miel.

Miel...

Pensar en ella hace que mi corazón lata muy fuerte, como ella me beso, esa vez... en la azotea, cuando ella se subió en sima, cuando hizo unos leves movimientos de atrás para adelante, como me excitaba cada gemido que ella soltaba, como gemía mi nombre.

- ¿Ya se te paro? ¿Tan rápido? – vuelvo a la realidad, Oli está en sima de mi con las mejillas enrojecidas. – Tienes las mismas ganas que yo.

- Oli... - dije mirándola.

Olivia no es nada parecida a Miel.

Miel es tierna, dulce como un caramelo, con su inocencia. Se ve tan linda como se viste, con ropa colorida con estampado de flores, la mayoría de veces, es tan perfeccionista y ordenada. Mientras que Olivia es... bueno, todo lo contrario.

- ¿Sí? – me pregunta jadeando. – Déjame hacer algo. – se ata el cabello y desabrocha mi pantalón, me mira a los ojos y sonríe.

- Olivia para. – dije deteniéndola.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque... bueno no quiero. – se baja. – Oli...

- ¿Qué es lo que pasa? Si nota que quieres.

- ¿Sabes? Podemos hacer otra cosa. – dije intentando calmarme.

- Yo quiero hacerlo. – dice poniendo si mano en mi entrepierna. - ¿Por qué no me follas de una vez?

*****

Soy una mierda...

Soy una mierda...

Soy una puta mierda...

Olivia me acaricia el pecho desnudo, juega con mi cadena. Ella esta desnuda a un lado de mí, lo hicimos, una y otra, y otra, y otra vez esta tarde, son las ocho de l noche, se supone que mi madre llegara en dos horas. Me pase toda la tarde con ella entre las sabanas y se supone que no quería, soy una mierda.

- ¿Me vas a dejar a mi casa? – me pregunta con una sonrisa.

Asiento con la cabeza, y ella se para, se pone su ropa interior y luego su camiseta, me mira a los ojos y me sonríe.

- ¿Qué pasa? – me pregunta acercándose a mí y besándome, se sube de nuevo en sima. - ¿Quieres hablar? – no dije nada, solo poso mis manos en sus pinturas. – Ya sé... - separa de nuevo y saca un cigarro de marihuana. - ¿Fumar? – Me acomodo en la cama y le acercó el cigarrillo lo enciendo y la miro.

- Gracias. – dije botando el humo. - ¿Quieres que te vaya a dejar ahora? – ella toma su celular.

- Sí... sería lo ideal. ¿A qué hora llega tu madre? Porque no me la quiero topar, ya sabes que me odia.

- Llega más tarde. – dije parándome y poniéndome la ropa. – Vamos ahora. – termino de fumarme el cigarro y salimos de mi cuarto.

Me subo a la moto y comienzo a conducir con cuidado, mucho más lento de lo que estoy acostumbrado. Más que nada por saber que tengo a una persona detrás de mí, que bueno... esta persona no es Miel, a Olivia le encanta la velocidad.

- ¿Por qué vamos tan despacio? – me pregunta cuando paro en un semáforo.

- Por nada en específico.

- Vamos más rápido.

- Puede ser peligroso, Olivia y lo sabes.

- A la mierda con lo peligroso, anda más rápido.

- No, lo siento Olivia.

No me dijo nada en todo el camino a su casa, cuando bajo solo camino en silencio hasta entrar sin decirme adiós ni nada, es obvio que se molesto

Me fastidia que sea así, que se enoje por cualquier cosa y sin motivo, que fuera a una velocidad prudente no es motivo para que se enoje, y menos para no despedirse.

- ¡Buenas noches, también te quiero! – le grito.

- Vete a la mierda, aburrido. – me grita desde adentro.

Enciendo mi moto de nuevo y me largo de ahí, no voy a estar soportando que una chica caprichosa se enoje conmigo por no haber hecho nada. Cuando llego a mi casa solo entro y subo a mi cuarto, y me acuesto, miro el techo y me concentro en las estrellas que están brillando.

Me paro de la cama sin ganas de dormir y siento la necesidad de fumar, así que sin prender la luz, solo con lo que me ilumina la luna que entra por mi ventana me hago un cigarro. Primero muelo la hierba con el moledor, luego con un cartón hago una boquilla y después con el papelillo pongo la hierba molida y termino por hacerlo.

Luego enciendo el cigarro y con la ventana abierta comienzo a fumar, mientras aspiro y boto el humo mi celular vibra, lo tomo sin muchas ganas y veo su mensaje.

Princesa de la perfección: Hola...

Yo: Hola princesa.

Princesa de la perfección: ¿Cómo estás?

Yo: Bien, ¿por qué preguntas?

Princesa de la perfección: Bueno... estaba soñando.

Yo: ¿Qué cosa?

No me respondió más porque en seguida me llamo.

- ¿Paso algo? – pregunte preocupándome.

- No... - dice ella agitada. – Solo quería saber que estas bien.

- ¿Qué soñaste?

- Fue más una pesadilla. – ella se ríe más calmada. – Que te pasaba algo malo... y yo no podía hacer nada para evitarlo.

- ¿Malo? – pregunte mirando mi cigarro, pongo los ojos en blanco y lo apago. - ¿Malo como qué?

- Malo... te hacías daño, Luka... -  escucho un sollozo a trabas del teléfono. – Dime que estas bien... y que no harás nada para dañarte.

- Miel...

- Dímelo... - puedo sentir como su voz es temblorosa. – Por favor Lukas, dime que estas bien, dime que no vas a hacer nada para dañarte, yo... no sé si podría aguantar verte mal. Apenas puedo soportar como te alimentas mal, como fumas la mayor parte del día... y como bebes, porque sé que lo haces. – no súper que decirle. – Escucha Luka, yo no te voy a decir que lo dejes, esa es tu decisión y sé que cuando estés listo lo dejaras y yo estaré ahí para ayudarte y apoyarte en el proceso, pero necesito saber que te cuidaras... o que por lo menos lo vas a intentar, que no atentaras con tu integridad física por nada del mundo. Por favor...

- Te lo prometo Miel, prometo no atentar con mi integridad física. No soportaría que estés mal por mi culpa.

Lágrimas de miel. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora