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Capítulo treinta & cuatro.

Lukas Smith.

Gimo en sus labios mientras ella hace ese movimiento de adelante hacia atrás levemente, ella me besa los labios con intensidad, como si necesitara de eso para vivir, y no me quejo al respecto. Miel me sonríe en mis labios.

- No deberíamos hacer esto... - me susurra sin parar su movimiento de caderas.

Su voz en un poco ronca, muy atractiva, y sexi.

- No... la verdad es que no. – le respondí en el mismo jadeo que ella me hablo. - ¿Deberíamos parar? – le pregunte.

La verdad es que parar ahora me costaría, sobretodo porque ya la siento parado en mi pantalón, pero si tengo que parar, lo voy a hacer. No hare que ella se sienta incomoda.

- No, a la mierda con eso. – me dice en un gemido.

Muestras respiraciones agitadas se sincronizan, nos miramos y la luna refleja un brillo en sus ojos. Puedo notar que sus mejillas están ruborizadas, sus labios están rojos he hinchados. Se ve tan sexi, de verdad que la deseo.

Le doy la vuelta y ella baja la cremallera de mi sudadera y besa mi cuello, siento satisfacción en sentir sus labios y su lengua en mi cuello. Deslizo mi mano y le desabrocho en pantalón, Miel jadea y gime mientras meto mi mano entre sus bragas, puedo sentir que ya está mojada. Con dos dedos muevo de arriba abajo a una velocidad lenta, ella se estremece y arquea la espalda mientras gime. Me acerco a sus labios para besarla.

- No... pares... - dice a duras penas y yo aumento la velocidad de mis dedos.

Grita llegando a un orgasmo, su respiración es rápida. Le bajo la cremallera de la sudadera con lentitud mientras Miel trata de controlar su respiración, le quito la camiseta y su piel se herida, me imagino que es por el frio, pero su cuerpo está caliente, y pegajoso por el sudor. Yo me quito mi camiseta y comienzo a besarle el cuello, ella gime un poco y hace que nos besemos en los labios, con sus manos libres desabrocha mi pantalón y mete la mano, se me escapa un gemido y ella sonríe y sigue masajeando esa zona con el poco espacio que tiene.

Siento una necesidad de hacerlo de una vez por todas, me alejo de Miel un poco y se quitó el pantalón, ella abre las piernas y saca de mi bolsillo delantero un condón, yo me quito los pantalones y la ropa interior, ella abre el plastiquito y cuando se lo iba a recibir ella lo aleja y la miro con confusión.

- Yo quiero hacerlo. – dice tomándolo de la puntita.

- Como digas princesa. – le dije con la voz agitada y con muchas ganas.

Ella lo pone y lo desliza hacia abajo haciendo un movimiento excitante, se recuesta en la manta mientras yo me pongo arriba de ella, con delicadeza paso mis dedos por su estómago y bajando a su vientre mientras la beso en los labios, toco el borde de sus bragas y las bajo de un tirón. Gime y me acerco a esa zona, arquea la espalda mientras abre las piernas aún más y jadea.

- Lukas... por favor. – suplica y eso me hace reír un poco. – Por favor. – sigue suplicando mientras me besa.

- ¿Por qué quieres ir tan rápido? – le pregunto en broma, sabiendo que tiene las mismas ganas que yo, solo que estoy intentando aguantarlo.

- Luka... - suspira y entro.

Ella gime y me acerco a su cuerpo sudado y pegajoso, me sigo moviendo cada vez más rápido y ella sigue gimiendo de una manera que me encanta escucharla. Pone sus manos en mi espalda y hace precio haciendo que nos peguemos mucho más, no me voy a quejas. Nunca había follado con alguien de una manera que me satisficiera tanto como ahora.

Lágrimas de miel. #1Where stories live. Discover now