HOH-Minimoni-SSSS. [Sin editar]

32. Amaoto 雨音

"Pero no gracias" sonrió torcido casi macabro. "Las perras no son de mi agrado" le miró con ojos de alcón y su sonrisa cuadrada.

"¿Que dice? No le entiendo señor Kim" Murmuró la mujer sintiéndose extrañamente intimidada por el cambio en su tono de voz, algo estaba mal.

"Hoy no dormirás en tu casa" una voz desconocida sorprendió a la mujer "Hoy dormirás en una celda hasta el fin de tus asquerosos días " Namjoon se levantó de la silla del escritorio para darse la vuelta y mirarla, él estaba ahí esperándolos como un cazador que espera durante horas a su presa, con paciencia y sed de sangre.

Hye se levantó para encararlo pero de inmediato se dió cuenta que perdería, de todas formas los enemigos siempre llegan hasta las últimas estancias con tal de dañar a sus contrincantes. Se levantó para mirar a Taehyung en busca de ayuda pero este se quitó las pulseras se plata guardandolas en sus bolsillos.

Ella tembló.

"¿Qué es lo que quieren?" Gruñó como animal acorralado, en un rápido movimiento Namjoon la tomó del cuello para inmovilizarla sacándole un jadeo de sorpresa, no iba a permitir que todo el daño que causó quedara impune.

Él no era la clase de hombre que daba concesiones.

"Quiero a mi familia de vuelta" le gruñó en fuerte tono alfa que hizo que el cuerpo de la mujer estuviera al borde del colapso sus manos quedaron ruedas y sus piernas se doblaron, él iluminó sus ojos y ella hizo lo mismo pero el orden natural era una bendición porque en una lucha por la supervivencia el ganador es el más fuerte, el débil moría y se extinguía, así de simple.

La lanzó contra el piso al ver que intentaba tomar una daga que yacia a su lado escuchó un chillido lastimero pero la tomó de nuevo del cuello para sacarla de ahí, él tenía que contener sus instintos de querer matarla lentamente por hacer sufrir a su familia la cual estaba desaparecida y eso le ponía los nervios de punta, Taehyung salió del lugar con Namjoon siguiéndolo mientras sostenía a la mujer para que no escapara, los hermanos Kim salieron con el enemigo entre sus manos sin poder matarlo.

A veces la vida tenía un sentido del humor bastante retorcido porque el mundo no es como debería ser; es como es, y eso, era una clase de compresión bastante decepcionante pero completamente real, no se puede hacer justicia por mano propia sin ser castigado por ello, entonces ¿Cómo lo malos recibían su merecido? La respuesta era bastante simple; Karma.

La maldad yace en cualquier lugar, no puede haber luz si no hay oscuridad y viceversa. Todo es parte de un ciclo ¿Karma? Podría ser ¿Castigo? Quizá, ¿Consecuencias? Lo más probable. Siempre, las personas pagan por las el daño que le hicieron a otras, así es como funciona en mundo.

Nada queda impune porque todos siempre sufren el mismo dolor que causaron a los demás.

Muy en el fondo Namjoon sentía un miedo absoluto e incesante que sabía en demasiada que no era propio, sus piernas amenazaban con fallar y su cuerpo con traicionarlo... Desde el día que marcó a Jimin supo que esa unión entre los dos era completamente diferente y sensible a su experiencia anterior, podía sentir hasta la mínima cosa que experimentaba su omega por eso la sensación de su piel ser desgarrada fue suficiente como para querer echarse a llorar el resto de su vida ¿Dónde estaba? ¡¿Por qué no podían vivir en tranquilidad solo por un maldito segundo?! Su ser se destabilizó, un tormellino de sensaciones le golpeaban con fiereza, enojo consigo mismo, desesperación, tristeza y una inmensa desolación.

Sin él... Se sentía vacío y solo ¿Qué podría tener sentido? ¿Cuál es el sentido de todo si te quitan aquello que amas con locura? La vida ya no sería vida sin él no estaba, cada segundo sin su presencia le rompía el alma, cada hora de desolación le calaba en lo más profundo de sus huesos y cada momento el abismo que se había formado en su pecho se abría aún más. Muchos desastres existían en el mundo, devastadores y increíblemente dolorosos pero el desastre que era Kim Namjoon sin su Jimin entraba en una categoría distinta, no podía pensar con claridad y su cuerpo le exigía ir por él, buscarlo y encontrarlo.