10. Por algo se llamara así

157 11 11
                                    

Unos toques en la puerta interrumpieron los pensamientos del joven.

—Camilo? —escucho a Ela susurrar.

Era el momento, se levantó y abrió la puerta, una hermosa y diferente Ela estaba frente a él

—Ela... —balbuceó— Estas....

—Estoy...? —preguntó nerviosa, quizás se había arreglado demasiado. 

Pero Camilo no pensaba en eso, sino en lo hermosa que se veía. Ya se esperaba que llevara un vestido largo, pero no uno tan hermoso como ese. Blanco, con algunas flores amarillas bordadas aleatoriamente, su cabello estaba suelto con pequeñas ondas en las puntas, además de las flores que él suponía eran obra de Isabela. 

Sus hombros estaban descubiertos por lo que resaltaba aquel collar, razón por la cual lo había llevado a preparar dicho evento.

—Camilo? —repitió

Camilo sacudió la cabeza, no supo lo que le paso, pero aquel gesto le hizo transformarse en varias personas. Primero en Isabela, luego en Mariano y finalmente en una mezcla de ambos

—Perdón.. —dijo antes de regresar a la normalidad— Pasa...

La joven soltó una risita nerviosa, ver el rostro del galán en un cuerpo como el de Isabela la habia relajado un poco  

—Gracias... —entró a la habitación y dándole una mirada rápida comentó— Te...te ves bien..

Camilo se miró en uno de los espejos, solo se había quitado su ruana dejando a la vista la camisa blanca de siempre.

Una mala elección.

—Bueno...tu.. —siguió balbuceando, no se sentía capaz de crear una oración— Linda..

—Disculpa? —Ela volteó a mirarlo confundida

—Que te ves linda

"Qué le pasaba?" Era la pregunta que se hacia, mentalmente se imaginaba dándose millones de golpes para calmar...lo que sea que estaba sintiendo en ese momento. Fue Dolores la que lo saco de sus pensamientos, ella debía de estar en el comedor, contando todo lo que sucedía. 

Y él estaba actuando como un idiota.

—Entonces... —continuó Ela luego de un largo silencio, ahora parecía más segura de a lo que iba, aunque por dentro aun se moría de nervios, sobre todo sabiendo lo que su familia pensaba de ella— Quieres agradecerme por haberte cocinado?

—Se podría decir que si... —respondió cerrando la puerta e invitándola a sentarse— No me juzgues, pero a veces me gusta ser agradecido

—También haces esto con tu tía? —preguntó intentando alegrar el ambiente, y vaya que funciono pues ahora el joven sonreía.

—Me gusta ser agradecido con personas extrañas —corrigió, pero eso solo provoco una pequeña risa por parte de ella. No tenia sentido.

Camilo se sentó quedando frente a ella, aun observándola. Era sorprendente la manera en la que cambian las perspectivas de las cosas, primero era la chica sudorosa y sucia que había llegado a "matar su curiosidad", luego la chica del baño de "grandes curvas" (El joven se sonrojó al recordarlo) y ahora era una doncella de hermoso cabello y lindo vestido ¿Cómo alguien así podría hacerle daño a él y a su familia? 

Recordó la estatua de ella, seguía sin tener nombre, pero él sentía que la conocía más que cualquiera de su familia, aunque solo fuera una noche...

Ela volteo a verlo, al darse cuenta de que él también lo miraba ambos apartaron la vista.

—Bueno... —dijo Ela estirando la palabra

Ela (Camilo Madrigal y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora