𝑈𝑛𝑜

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Todavía no se lo cree. Es increíble que se lo hayan dado a ella. Ella, que prácticamente acaba de entrar al departamento. Lleva solo un año formando parte del departamento de Cooperación Mágica Internacional y ahora va a ser aprendiz de uno de los delegados de la Confederación Internacional de Magos.

Dawn Lewis, futura delegada de Gran Bretaña.

Suena tan bien tener, por fin, un puesto fijo. Ha pasado por la comisión de Quidditch, por la Oficina Educativa y por las Fuerzas Especiales del Estatuto del Secreto antes de acabar ahí, en la Confederación Internacional de Magos. Era el jodido trabajo de sus sueños, por lo que había estado luchando tanto tiempo, por lo que había pasado tantas horas despierta aprendiendo tantos idiomas. Y ahora lo tenía al alcance de su mano.

Cuando llega a casa ese día, todavía conmocionada por la noticia, sus padres están allí, con una gran pancarta que dice "Enhorabuena, Dawn" y una tarta con la cantidad ideal para cuatro personas. Claro que lo sabían antes de tiempo porque siendo su madre la jefa del Cuerpo de Normas Internacionales de Comercio Mágico y su tío el jefe del Departamento de Cooperación Mágica Internacional estaba claro que se habían enterado.

—Mi niña, Delegada —Christine no podía dejar de abrazar a su hija y abrazarla—. Estoy tan orgullosa de ti.

—También es mi turno, cielo —dice entonces Paul y Dawn no puede evitar reírse al ver como sus padres se pelean por abrazarla.

Siempre han trabajado mucho, pero están ahí cuando los necesita. Es una suerte que tengan tan buenas posiciones en el Ministerio de Magia o, de otra forma, no podrían estar.

—El delegado McAffee me ha dicho que empezamos en nada, tiene que ir a Finlandia este fin de semana —Dawn no puede dejar de sonreír y da un pequeño grito—. Delegada Dawn Lewis, ¿no os gusta como suena?

—Por fin puedo presumir delante de mis compañeros —bromea Paul y tanto Christine como Dawn sonríen.

—Cariño, llegas tarde, en mi departamento lo saben desde hace días —dice Christine y le da un beso a su marido.

—¿Y qué opina el tío? —pregunta Dawn y Christine suspira.

—Ya sabes como es, está orgulloso a su manera —responde y Dawn no puede evitar mirar al suelo—. Pero la tía está muy contenta, te ha mandado un regalo.

Adalynn Crouch es la mejor tía del mundo. Dawn la adora y no solo porque sea su madrina, si no porque es, de verdad, la mejor tía del mundo. Para empezar habían compartido casa en Hogwarts. Mientras que Barty y Christine habían ido a Ravenclaw, Adalynn estaba en Slytherin, como Dawn. Luego le seguía todo el tema de su tienda mágica de flores, cuya tarjeta siempre aparecía en los momentos que más necesitabas y, con decirle lo que querías, aparecía en ese mismo día en tu puerta por un precio bastante asequible para ser entrega express. Y ya, para acabar, había sido quien la había ayudado con Charlie.

—¿Flores? —intenta adivinar Dawn, pero su madre niega y le empuja la caja—. Qué raro que la tía no mande flores.

—Ah, no, sí que ha mandado, tienes un ramo de margaritas ya en tu habitación en un florero —responde Paul y Dawn se ríe—. También tenía una nota, te la he dejado encima de la cama.

—Gracias, papá, la leeré esta noche.

Dawn se acerca nerviosa a la caja, porque con su tía a veces nunca se sabe. La abre con cuidado, a pesar de que su madre parece que se sube por las paredes al no saber qué le está regalando su hermana mayor a su hija. Entonces Dawn termina de quitar el envoltorio y abre la caja para sacar una maleta de un tono violeta.

—¡Es de las muggles! —chilla y su madre también se acerca a ella—. Mira, dice que le ha puesto un buen encantamiento para que me entren todas mis cosas.

Efecto Coriolis [Charlie Weasley]Where stories live. Discover now