Efecto Coriolis [Charlie Weasley]

𝑇𝑟𝑒𝑖𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑡𝑟𝑒𝑠

No lleva mal haber sido expulsada de la Delegación. De verdad, no lo lleva mal, claro que se acuerda de las maravillas que tenía su trabajo como delegada y claro que echa de menos poder hablar con Bree y Damiano de todo, pero al menos tiene el apoyo de sus padres. Eso cuenta, ¿no? A ellos no les ha importado que le hayan echado, la han abrazado y estuvieron con ella todo el fin de semana. Puede que llorara un poco, pero se recuperó rápido, no es para tanto haber perdido el que siempre ha sido el trabajo de sus sueños.

Corregir redacciones no está tan mal. Es como el papeleo de la Delegación, pero le da más sueño y tiene que leer lo mismo tantas veces que, de vez en cuando, pone las notas al azar para luego volver a corregirlo bien. Sí, como delegada también leía lo mismo una y otra vez, pero no era lo mismo ni de lejos. Una redacción sobre los hechizos protectores no tiene la misma chispa que tienen las leyes mágicas, por mucho que la gente piense que son horribles de leer. Dawn sabe donde encontrar las historias de las personas que las escribieron, sabe cómo mejorarlas y retorcerlas a su favor. Con las redacciones de sus alumnos no puede hacer eso, por mucho que lo intente, no hay nada más que pueda hacer a parte de seguir dando esas clases prácticas de su asignatura, por muchas veces que Aidan vaya a su despacho y le diga que pare.

Ha perdido la cuenta de las veces que ha estado allí, no sabe si está o no cubriéndola delante del Ministerio, pero al menos sabe que el motivo por el que la han echado de la Delegación no es otro que la entrevista de Harry en El Quisquilloso.

Por lo visto tenía que haber controlado más al chico para que no fuera por ahí dando entrevistas, pero claro, ¿cómo iba a saber Dawn que la salida que Harry tenía en San Valentín era para eso? ¿En qué cabeza cabe? La cuestión es que Harry dio la entrevista, Dolores la vio desde su despacho en el Ministerio y, de alguna forma, se acabó enterando de que estaba dando clases prácticas. Le sorprendía que no hubiera llegado antes a sus oídos, la verdad, si tantos oídos tenía dentro de Hogwarts lo suyo hubiera sido que se hubiera enterado nada más empezar con la clases prácticas, pero no, había tardado dos meses y eso la había ridiculizado.

Así que Dawn había perdido su puesto en la Delegación y había quedado solo como profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Tenía que añadir eso a su curriculum si quería volver a encontrar trabajo una vez terminara el curso porque no pensaba seguir ni un año más.

Mueve de nuevo las redacciones de los alumnos de segundo, ya ha corregido más de la mitad, pero le quedan alrededor de quince y es el momento que más odia porque ve el final y, a la vez, le queda demasiado. Por eso está prefiriendo aumentar las clases prácticas, así no tiene que mandar redacciones.

—¿Cuántas veces tengo que decírtelo?

Aidan no espera a que le invite a su despacho, él solo entra y arrasa con lo que sea que haya puesto delante de la puerta para evitar que vuelva a entrar. Es la séptima vez en lo que va de semana y están a miércoles.

—Buenas noches, Director, ¿desea algo? —y es la séptima vez que ella le contesta con las mismas palabras.

—Dawn, no empieces.

—No he empezado nada, Director Callaghan, de hecho le agradezco su interrupción —sí, se lo agradece antes de que decida valorar los trabajos restantes lanzándolos al aire y, en función de donde caigan, ponedles una nota.

Se levanta de su mesa, dejando bien ordenadas la redacciones y esquiva a Aidan para poder salir de su despacho. Consigue atravesar la clase y salir al pasillo antes de que vuelva a estar a su lado. Es todo un logro, ayer no consiguió salir de la clase.

—¿Puedes dejar de largarte?

—¿Puedes dejar de molestarme?

Sigue andando, como si nada. Es una suerte que sea tarde y solo estén los prefectos dando vueltas por el castillo, así nadie puede verla con Aidan porque sería lo que le faltaba, que empezaran rumores extraños por eso. Quizá no tendría que haber salido de su despacho.